La muerte de George Floyd, un ciudadano negro de 46 años, en manos de un policía blanco, dio vida a la indignación masiva. Un símbolo de que el racismo aún campea en Estados Unidos y el mundo, el asesinato del estadounidense trascendió fronteras.

La impotencia y la sensación de injusticia  es aun mayor al recordar la reacción de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, específicamente ante las decenas de miles de personas que salieron a protestar a la calles de distintas ciudades exigiendo que se imponga la ley. El mandatario condenó las protestas y aseguró que un movimiento terrorista estaba tras ellas.

Otras formas de protesta también se manifestaron en las calles del mundo a través de murales urbanos o graffittis. Desde la misma Minneapolis, donde ocurrió el asesinato de George Floyd, hasta Siria, distintas paredes fueron el lienzo de artistas que expresaron su indignación y tristeza.

George Floyd, de 46 años, murió la semana pasada en Minneapolis tras ser detenido por la policía bajo la sospecha de haber intentado usar un billete falso de 20 dólares en un supermercado.

En varios vídeos se observa a un agente presionando su rodilla contra el cuello de Floyd durante casi 9 minutos, por lo que el policía fue detenido y acusado de homicidio.

A continuación, varios de los murales urbanos y algunos datos sobre el racismo en Estados Unidos:

"La historia de Floyd es la de todos los afroamericanos de este país ¡Desde hace cuatrocientos años, la razón por la que no hemos podido ser quiénes queremos ser y no hemos podido siquiera soñar con quién queremos ser es porque hemos tenido vuestra rodilla sobre nuestro cuello!", dijo el reverendo y activista por los derechos civiles Jesse Jackson en una ceremonia de recuerdo a Floyd en Mineápolis esta jueves.

La probabilidad de resultar muerto por disparos policiales por raza muestra el trágico panorama: entre 2015 y junio de 2020, la tasa de fallecidos entre afroamericanos es de 30 por cada millón de personas, seguido por 23 por cada millón entre latinos y 12 por cada millón de blancos, según datos compilados por el diario Washington Post.

Los estadounidenses afroamericanos son encarcelados a una tasa cinco veces mayor que los de raza blanca y dos veces más que la de los hispanos. En 2018, los afroamericanos representaban cerca del 40 % de la población reclusa, cuando suponen un 13 % de la población total.

Más de 1.500 presos por cada 100.000 adultos en cárceles son afroamericanos, frente a 800 hispanos y 270 blancos, según datos del centro de estudios Pew.

También hay una desproporción en la tasa de desempleo en EE.UU., que se ha disparado en el país como consecuencia de la paralización de la actividad económica del coronavirus.

En abril el índice general se disparó hasta el 14,7%, frente al 3,5% de comienzos de año; y este viernes se conoció que la tasa había descendido levemente al 13,3%, según los datos del Departamento de Trabajo.

Cuando se hace el desglose racial, las brechas vuelven a aparecer. La tasa de desempleo de los blancos ha bajado del 14,2% en mayo al 12,4% en abri, pero para los afroamericanos, paradójicamente, la tasa de desempleo subió una décima, del 16,7 al 16,8 %.

En EE.UU. no hay un sistema de salud público, por lo que contar un seguro médico es fundamental para encarar cualquier problema de salud. De nuevo, las cifras revelan las disparidades estructurales. En 2017, el 10,6% de la población afroamericana no contaba con seguro, casi doble del 5,9 % de los blancos,

La esperanza de vida en Estados Unidos es de 76,2 años para los afroamericanos, por debajo de la media nacional de 79,7 años, según los datos del Censo de EEUU.

La tasa de pobreza en EE.UU. descendió por primera vez en una década en 2018, y se ubicó en el 11,8 % del total de la población, a medida que la economía se ha ido recuperando tras la Gran Recesión de 2008-10 y antes de los efectos de la pandemia del coronavirus.

También aquí el contraste es total. El 20,8% de los afroamericanos viven bajo el umbral de la pobreza en EE.UU., comparado con el 8,1% de los blancos.

El umbral de pobreza marcado por el Censo de EE.UU. para una familia de cuatro miembros con dos hijos se ubicó en 26.200 dólares al año.

En este contexto, se multiplican los llamados a las empresas para que actúen para acortar la brecha social y racial, ante a la falta de diversidad que registran a nivel directivo pese a sus reiteradas promesas.

Un informe de 2019 del Boston Consulting Group reveló que apenas tres de las 500 mayores compañías estadounidenses eran lideradas por personas negras y solo 24 por mujeres.

Pero el racismo no solo es exclusividad de Estados Unidos. Sabemos que en América Latina es pan de cada día y también en Europa. "El racismo, la violencia y los controles en función de la apariencia racial son habituales en Europa", recordó el viernes la Agencia de los Derechos Fundamentales (FRA) de la UE, que exhorta a los Estados a mostrarse a la altura de la indignación mundial causada por la muerte de George Floyd.

En una gran encuesta de 2018, esta agencia concluyó que 30% de las personas negras dicen haber sido víctimas de racismo y 24% afirman haber sido controladas por la policía durante los cinco años anteriores.