La amistad. Pástenes atesora fotos de antiguos aniversarios y reuniones posteriores con los amigos que conoció en 1940, año de la fundación.

El fundador de un barrio historico

Caminar por las calles 9 de Octubre y Boyacá ya no es lo mismo para Carlos Pástenes. La tranquilidad del emblemático sector en el que vivió por más de 20 años fue cambiando poco a poco hasta convertirse en la ajetreada zona comercial más importante de

Caminar por las calles 9 de Octubre y Boyacá ya no es lo mismo para Carlos Pástenes. La tranquilidad del emblemático sector en el que vivió por más de 20 años fue cambiando poco a poco hasta convertirse en la ajetreada zona comercial más importante de Guayaquil.

Sin embargo, para el ‘Patucho’ -como es conocido- es inevitable regresar a la esquina en la que fraguó junto a sus primeros grandes amigos la fundación del antiguo barrio Boca - Nueve, hace ya 78 años, y no encontrarse con alguien que lo reconozca.

“Yo vivía en Víctor Manuel Rendón y Boyacá y estudiaba en el colegio Simón Bolívar que justo quedaba en la intersección entre 9 de Octubre y Boyacá. Del otro lado de la calle (donde ahora está ubicado un almacén de ropa) había algunos asientos de cemento en donde empecé a reunirme con un par de vecinos del sector”, recuerda Pástenes, quien hace una semana cumplió 94 años.

Fundar un icónico barrio de la urbe nunca estuvo entre sus planes, confiesa entre risas, sino más bien fue algo improvisado que salió durante una de las tantas tardes entre amigos.

“Al principio solo éramos unas 10 personas. Yo era el más antiguo de todos. Con el pasar de los años empezaron a llegar más y la amistad se fortaleció mucho. Un día de esos llegó Alfonso Silva con la idea de que podíamos ponerle Boca -Nueve. Todos estuvimos de acuerdo y los vecinos empezaron a llamarlo así”, menciona. El primer logro de unos adolescentes de no más de 16 años.

Boca-Nueve fue cuna de grandes deportistas como Elmo ‘Cura’ Suárez, uno de los personajes más populares de Guayaquil. Pástenes conoció a Suárez en uno de sus entrenamientos de la piscina olímpica y luego de entablar una amistad lo invitó a formar parte del grupo. Y aunque el Cura Suárez no vivía tan cerca, iba todos los días a visitar. Reconocidos médicos y políticos también integraron la lista final de la fraternidad que nació en la esquina porteña.

Con el pasar de los años las formas de divertirse cambiaron. Las charlas se convirtieron en reuniones en el Club Metropolitano o en el salón 7 Mares. Ahí los amigos se juntaban para jugar cartas mientras bebían o para bailar al son de las grandes orquestas que alguna vez se presentaron en Boca-Nueve.

Aquella esquina sigue siendo muy importante para Pástenes, aunque ya no pueda visitarla a diario. Ahí se encontraban cada tarde, luego de las 18:00, para conversar de la vida, del colegio y de las chicas. En ese lugar, asegura, fundó también una hermandad que duró muchísimos años. Incluso, jóvenes de barrios aledaños como Peicor, Cóndor 9 o ‘La Maldita’ llegaron hasta la conocida esquina para iniciar amistades.

“La mayoría de los integrantes del grupo ya falleció, pero aunque muchos nos casamos y nos cambiamos a otros sectores de la ciudad casi siempre nos reuníamos en Boca - Nueve. Y si alguno tenía dificultades o problemas nos ayudábamos. Ese es el verdadero concepto del barrio”, cuenta.

Sin embargo, cree que esa esencia solo ha quedado como herencia en las familias que se iniciaron ahí, pues ahora solo una placa ubicada en un edificio esquinero rememora la gran amistad que un día surgió en 9 de Octubre y Boyacá.