Las sustancias tóxicas del cigarrillo contribuyen a que las arrugas sean más profundas y estrechas, especialmente las que se forman en el contorno de ojos.

Fumar te envejece, lo reconfirma un nuevo estudio

La toxicidad del cigarrillo le suma arrugas a tu rostro. Compartimos algunos tips para abandonar este dañino hábito.

Este dañino hábito no solo provoca enfermedades graves como el enfisema pulmonar, Epoc y cáncer, también afecta la estética y acelera el proceso de envejecimiento. Tu piel luce áspera, cabellos, uñas y dientes se deterioran prematuramente, en comparación a una persona que no fuma, sumándote más años de los que realmente tienes. Lo dice una reciente investigación liderada por la Universidad de Bristol (Reino Unido).

Estudios anteriores como el de la Universidad Complutense de España lo confirman. Las sustancias tóxicas del cigarrillo contribuyen a que las arrugas sean más profundas y estrechas, especialmente las que se forman en el contorno de ojos (o ‘patas de gallo’). Y las que aparecen en las comisuras de la boca, situación que se agrava si se suman otros factores que envejecen como la contaminación ambiental y la radiación UV.

Destaca la investigación que el cabello, ante los efectos secantes del monóxido de carbono, pierde brillo y se torna débil, frágil. Además de poroso, se impregna el olor a cigarrillo. Y qué decir de los dedos y dientes, lucen amarillentos.

¿Cuánto es dañino?

Más allá del número de cigarrillos que se consuman (muchos o pocos) lo que realmente importa es el largo tiempo en que se lo ha hecho, según universidades como la Complutense de Madrid.

¿Qué hacer?

Dejar de fumar es la solución definitiva, por eso compartimos algunas recomendaciones de la Clínica Mayo para no desfallecer en el intento.

Determina el día.

Elige una fecha límite para dejar de fumar, así la mente se irá preparando para conseguirlo, en lugar de hacerlo abruptamente.

Reduce el consumo.

Poco a poco reduce el número de cigarrillos que fumas, retrasa el horario de fumar, compra una sola cajetilla a la vez.

Consulta a tu médico por los tratamientos

Como la de reemplazo de nicotina, que consiste en parches cutáneos, pastillas para chupar, goma de mascar, inhaladores o aerosoles nasales. Otra opción son los medicamentos (como el bupropión y la vareniclina) sin nicotina que ofrecen alivio a los síntomas de abstinencia, es decir imitan el efecto de la nicotina en el cuerpo.

También ayudan la terapia individual, grupal o telefónica.

Cuéntale a tu familia.

También a tus amigos y compañeros de trabajo que vas a dejar de fumar. Pídeles que te apoyen y que no fumen cerca de ti ni te ofrezcan un cigarrillo.

Crea rutinas, como tomar un nuevo camino al trabajo o masticar chicle mientras conduces.

Celebra tus logros.

Si ya pasate un día o una semana sin fumar, prémiate con algún gusto especial; ahorra el dinero que antes gastaba en comprar cigarrillos.

Cuida la dieta.

Evita consumir cafeína, gaseosas y frituras. Aumenta la ingesta de frutas, verduras y zumos naturales, además de frutos secos, minimiza la ingesta de grasa y carbohidratos.