proyecto de la espol
Estudiantes de la Espol en la presentación de proyectos que nacen año a año. Archivos/EXPRESO

En Ecuador, las investigaciones universitarias se quedan en las aulas

Cada año la Espol gana reconocimientos internacionales por sus investigaciones, sin embargo, muchas de estas se quedan solo en ideas; sin ejecución, socialización o masificación. Te contamos por qué

El mes pasado la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) de Guayaquil, ganó, en cuatro categorías, un concurso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con su loro robot, Loly Mide 2.0, que tras una plataforma que incorpora la inteligencia artificial entretiene con videojuegos a los niños y los ayuda con su desarrollo cognitivo y social, en especial a los pequeños con trastornos de espectro autista.

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Pese a que este proyecto podría ayudar a la mejora de la educación en el país, el equipo creador de Loly, liderado por la doctora Nayeth Solórzano, busca ahora apoyo económico para poder replicarlo fuera de las aulas de la universidad.

Como este, al año, en la Espol se crea un promedio de 100 proyectos que involucran a alumnos, docentes, investigadores y científicos de esa institución, que generan conocimientos, pero que exteriormente no son aprovechados, socializados o explotados al máximo. 

¿La razón? La falta de apoyo del Estado, los gobiernos locales y el desinterés de la empresa privada por invertir en el desarrollo y avance de los mismos. Así lo explica el doctor en computación, Daniel Ochoa, director del centro de investigación de computación y robótica de la Espol. Detalla que 100 son solo los proyectos más destacados, ya que a nivel estudiantil se generan por lo menos 250 ideas innovadoras.

“Muchos de los grandes proyectos de la Espol se quedan estancados porque no hay apoyo. Necesitan apertura”, explica Solórzano a EXPRESO. “En el Municipio de Guayaquil, por ejemplo, la Espol tiene varios proyectos que hasta ahora no terminan de ser escuchados. En lugar de comprar tecnología afuera, porqué no utilizan nuestro material de apoyo para llevarlos a las escuelas y a los sectores marginales. Están regalando tabletas a los bachilleres, pero de qué sirve entregar las tabletas vacías”, analiza. 

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A inicios de este mes, como parte de su plan de conectividad del país, el gobierno de Lenín Moreno informó que también entregará tabletas a los bachilleres del país. Tendrán un valor agregado: un chip con 5 gigas para que naveguen en Internet. Sin embargo, como las de la Alcaldía, llegan sin ningún programa educativo en su interior a manos de los jóvenes.

Lisbeth Espinoza, doctora en medicina para plantas y también docente de la Espol, lidera un proyecto en el sector agrícola, que está relacionado al cultivo de pitahaya. Ella, con su equipo, se centró en investigar una enfermedad en ese fruto, que no había sido reportada en el país y que bajo ciertas condiciones puede llegar a ser problemática para el cultivo y comprometer la producción. “Y como el cultivo de la pitahaya está en auge, de ahí la importancia de la investigación”, explica.

Este proyecto de la Espol, que fue en conjunto con la Politécnica del Chimborazo y de la Universidad Regional Amazónica Ikian, entró en agosto pasado a una convocatoria para financiamiento de la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación y la Academia (CEDIA) y para el próximo año recibirá el financiamiento. Parecería que su proyecto marca la diferencia y que su aprovechamiento será fácil, pero aún ganando este financiamiento encuentra trabas.

“El dinero que nos ganamos es solo para el inicio, para hacer una línea de investigación y resolver uno de los problemas. A medida que vamos avanzando, iremos necesitando apoyo. Entonces luego tendremos que conseguir ayuda por parte de los productores de pitahaya, que podrían ser los más interesados”, indica. 

Como Solórzano, Espinoza menciona que hace falta apoyo tanto de la empresa privada como del gobierno para que los proyectos, como el suyo, no se queden en el primer paso. 

Cada año es más difícil conseguir fondos, entonces sí es por falta de apoyo porque se le resta importancia a estos proyectos. El gobierno recorta cada vez más el presupuesto para el desarrollo de este tipo de trabajos e incluso recorta el presupuesto a las universidades.

Lisbeth Espinoza

Ochoa, analiza por qué se da esta falta de apoyo y en qué perjudica para el país. Menciona que los empresarios evitan invertir en estas investigaciones porque, a diferencia de los empresarios de países del primer mundo, quieren resultados inmediatos y están acostumbrados al comercio rápido. además dice que el gobierno impone mucha burocracia para comprar tecnología a los proyectos nacionales y terminan hasta subsidiando el progreso de otros países.

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“No se aprovechan los conocimientos que tenemos. No quieren invertir a mejorar los procesos de investigación. Mentes brillantes de la Espol, a falta de oportunidades, terminan yendo a otros países a dar su conocimiento donde sí hay empresas que quieren invertir”, menciona. 

Él cree que debería crearse un fondo para los estudiantes que se gradúan y que están inmersos en proyectos investigativos, para que ahí mismo, en la Espol, puedan laborar por lo menos un año más y seguir generando conocimiento. En una forma de mantener las ideas y desarrollarlas para el bienestar del país en distintos campos.

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Patricia Castillo Briceño, coordinadora de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas, Remci analiza otros puntos por el que los proyectos investigativos de la Espol no se expanden. En cuanto a los proyectos netamente estudiantiles, menciona que se quedan en la idea y en la exposición de una casa abierta porque no hay motivación para continuarlos. 

Es decir son creados para cumplir con una materia o calificación. Añade además que este tipo de proyectos se van estancando en el camino porque no mantienen un proceso de desarrollo a lo largo de la carrera y porque se van reemplazando por nuevos, de acuerdo a la asignatura que les toque. Si se diera un seguimiento, podría ser a largo plazo un emprendimiento científico-tecnológico.

“En mi opinión Ecuador todavía tiene un sistema de educación un tanto tradicional y conservador, muy de transferencia vertical de conocimientos, una educación muy pasiva en realidad. Todavía falta dar ese salto, que ya lo ha dado la Espol, lo que les ha faltado ahí es también, una vez que se tiene esta implementación de proyectos y soluciones, el incluir el componente de emprendimiento, que no sea solo una tarea por cumplir la asignatura”, concluye.