La segunda y última jornada del debate oficial, organizado por el CNE, tuvo teletransportaciones de los 16 candidatos candidatos presidenciales, con las que evitaron, por segundo día consecutivo, responder a los cuestionamientos que le fueron incómodos.

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Guillermo Celi no se quitó el traje de marquetero al final de cada respuesta, Yaku Pérez se dedicó a fustigar al correísta Andrés Arauz al que pidió primero que traiga la plata que se robaron y después le recomendó que en vez de su programa de “recuperar el futuro, por qué mejor no recupera lo robado”.

Carlos Sagnay, en lugar de contestar sobre el papel que jugará el país en la geopolítica mundial habló de los acuerdos comerciales.

Isidro Romero, en vez de contestar que haría con los pueblos no contactados, prefirió referirse al bastón de mando que le dieron los indígenas y de la inversión extranjera que iba a atraer.

Arauz dedicó la mayor parte de su tiempo a hablar de lo que les robaron y de lo que no quieren que le roben en las urnas y hasta dijo que su encuentro con el presidente de Argentina, Alberto Fernández, fue en calidad de futuro presidente.

Isidro Romero y Paúl Carrasco, en el tema de los migrantes venezolanos, hablaron de expulsar a los que no trabajaron y los que tienen un pasado judicial.

Carlos Sagnay evitó hablar de Abdalá Bucaram y su partido y prefirió referirse a la opresión de la oligarquía.

Gerson Almeida prefirió el pragmatismo ético a hablar del mercado de valores, y Lucio Gutiérrez se quedó en el pasado de su gobierno en cada respuesta. Retó a Correa a volver al país para defenderse y hasta le ofreció un juicio justo.

César Montúfar emplazó a Guillermo Lasso, le dijo que no lo amenace y que responda sobre el caso del Isspol, al que el aludido no respondió.

Ximena Peña no para de aclarar que no es morenista ni es correísta, aunque estuvo en ambos gobiernos.

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