VACUNAS
Personal del hospital Padre Carolo de Quito recibieron las dosis de la vacuna de Pfizer al día siguiente de la llegada de la segunda remesa.GUSTAVO GUAMAN / EXPRESO

Ecuador vacuna al nivel de Gaza y de Mónaco

Es uno de los países del mundo que menos dosis han recibido. Especialistas lo atribuyen a una mala gestión y negociación

Un ambiente de hartazgo y desconfianza se ha intensificado en las últimas semanas en Ecuador luego de que, a mediados de enero, llegaran a Quito solo 8.000 dosis de la vacuna de Pfizer de las 86.000 que el Gobierno había anunciado para la fase cero.

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“Me sorprende la opinión negativa de que son muy pocas las vacunas que llegan, cuando hace tres días no teníamos nada. Hoy por lo menos tenemos 8 mil dosis”, dijo la secretaria de Comunicación, Caridad Vela, cuando fue cuestionada por el pequeño número de dosis que habían llegado al país. La restricción de envíos se contextualizó en un momento en que Pfizer anunció un parón de tres semanas en su producción para hacer cambios en ese proceso que le permitiesen incrementar el ritmo de fabricación, ante la alta demanda.

Aun así, esas 8.000 primeras dosis ponen a Ecuador al nivel de pequeños Estados, territorios o islas como Mónaco, la Franja de Gaza, las Guyanas, Gibraltar y otros que recibieron menos de 10.000 dosis en su primer lote como parte de compras a farmacéuticas o donaciones de otros países más grandes. Y aunque esta semana llegaron 16.380 dosis más, Ecuador sigue quedándose a la cola de la recepción de vacunas y, por ende, del proceso de inmunización de la región, e incluso del mundo. Para octubre, se espera que el 60 % de la población ecuatoriana haya recibido su inyección y que eso tenga un efecto restrictivo en el ritmo de contagios.

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DISTRIBUCIÓN DE VACUNAS EN VARIOS PAÍSES DEL MUNDO

“Yo creo que se ha gestionado de manera inadecuada la compra y los compromisos de vacunación porque vemos que solo llegan vacunas de una marca. Estamos hablando de una diferencia abismal con países, no del primer mundo, con países cercanos”, resalta Daniel Simancas, epidemiólogo de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE).

El Gobierno no da luces de qué pasa con las otras dosis, no es transparente el proceso. No hay un grupo de técnicos que asesore.

Daniel Simancas, epidemiólogo de la UTE.
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“A Colombia han llegado cincuenta mil dosis; a Venezuela, cien mil dosis de la vacuna de Sputnik; a Perú, un millón de dosis de Sinopharm; Chile está siendo referente y a Argentina ya han llegado un millón ochocientas mil vacunas”, enumera el especialista.

A Simancas le llama la atención que, pese a que el Gobierno asegura que ya tiene negociadas 18 millones de dosis, no se haya acordado la llegada de esas vacunas para estos primeros meses. “Ha faltado conversar con otras farmacéuticas de otros países, traer la rusa, la cubana, la china, siempre apoyándonos en la compra certificada y que pase todos los criterios de evaluación. Ecuador tiene que sacarse esa venda ideológica que parece que se ha puesto y negociar más”, agrega.

Y es que las autoridades de Salud han justificado su decisión de no iniciar negociaciones con otras farmacéuticas, no con base en aspectos políticos o ideológicos, sino por una cuestión de eficacia. Si no tienen avales como el de la FDA estadounidense o no acreditan su eficacia contra el virus, por el momento no entran en el catálogo.

La doctora Catalina Yépez, exasesora para Ecuador de la Organización Panamericana de la Salud, coincide con Simancas. “No hemos ampliado el panorama como lo han hecho otros países. La Organización Mundial de la Salud ha recomendado que se deben utilizar todas las vacunas que estén disponibles y cuya eficacia se haya probado”, señala.

Que sobrevivan los más fuertes no es una opción en ningún lado, la opción es vacunar, y vacunar a todos.

Catalina Yépez, epidemióloga y salubrista

La salubrista cree que con este “ritmo muy lento” de vacunación no se va a llegar a ningún lado y que, por el contrario, puede dar espacio a que variantes o mutaciones graves lleguen y se acentúen, y que el sistema sanitario no logre salir del colapso en el que se encuentra desde el inicio de la pandemia.

“Si hasta junio no se vacuna al menos al 50 % de la población, va a ser muy complicado que podamos disminuir drásticamente la curva de enfermos y la curva de defunciones por COVID. Hay que pensar en vacunar a todos lo más rápido posible”, recalca Yépez.

Los doctores aseguran que ha sido un error aceptar tan pocas dosis sin tener un cronograma claro del envío de los siguientes lotes y que ambos hubieran esperado unas semanas más si eso garantizaba el arribo de muchas más, tal como hizo Colombia. “Pero siempre acompañándose de mensajes muy claros a la población. Colombia jugó un poco con la preocupación, pero siempre se mantuvo con una vigilancia activa y con mensajes claros de prevención”, afirma la exasesora de la OPS.

También, explica Yépez, Colombia tiene un plan de vacunación que fue publicado en las redes sociales y que les permite saber a las personas cuándo les toca vacunarse. “Si armar eso me hubiera tomado un mes más, habría sido preferible esperar. Pero esto de que lleguen 8.000 y 10.000... y que encima se envíen mensajes a la población de que se están priorizando otros grupos y no a los que deberían estar primero, pues causa rechazo al proceso e incluso a la vacuna”. 

“Me preocupa muchísimo la transición”

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Tras la aparición de una serie de irregularidades y el secretismo que envuelve la compra de vacunas, al doctor Daniel Simancas le preocupa mucho que el cambio de Gobierno pueda afectar el desarrollo del plan de vacunación masivo que, según el ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, iniciará a finales de marzo. “No quisiéramos que irresponsablemente quieran empañar el inicio de otra gestión. Espero que la transición sea adecuada y que dejen garantizadas en estos meses las dosis que faltan y la transparencia”, menciona.

El especialista cree que los actuales funcionarios están muy cansados y que con “propuestas demagógicas” están intentando salvar lo que queda. Lo más importante de aquí en adelante, considera, es que toda la población pueda tener acceso a la vacuna, que se incremente la política de diagnóstico y que se active la vigilancia genómica para detectar qué otras variantes circulan en el país.

A eso, la doctora Catalina Yépez le agrega las medidas de bioseguridad que deben seguir implementándose, al menos hasta finales de 2021: el uso de mascarilla, desinfección de manos y evitar las aglomeraciones. “Independientemente de si logramos vacunar al 70 % en el segundo trimestre de este año, pues la vacuna por sí sola no va a acabar con la pandemia”. La especialista cree que es posible acelerar la vacunación. “La OMS lo ha dicho: los primeros que recibirán la vacuna serán aquellos que están listos. Probablemente no estamos listos”.