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Ecuador: Tres argentinas fueron asesinadas en cuatro años

Andrea Gabriela Pedraza fue encontrada muerta la noche del 10 de marzo, en Ballenita, Santa Elena. En la misma provincia, en la comuna Montañita, el 28 de febrero de 2016 hallaron los cuerpos de María José Coni y Marina Menegazzo. 

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Los cadáveres de María José Coni y Marina Menegazzo fueron encontrados a las afueras de la comuna Montañita, en 2016.JOFFRE LINO / EXPRESO

Con la confirmación de la muerte de la turista argentina Andrea Gabriela Pedraza, de 50 años, quien había sido reportada como desaparecida el pasado 3 de marzo en el balneario de Ballenita, en Santa Elena, salta a la mente una noticia que, el 28 de febrero de 2016, conmocionó al país y a la comunidad internacional: el hallazgo de los cuerpos de jóvenes originarias del mismo país. 

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Sus cadáveres fueron encontrados entre maleza, en un lote baldío, a las afueras de la comuna Montañita, otro balneario de la provincia de Santa Elena.

Ellas también habían sido reportadas como desaparecidas por sus familiares, quienes desde Argentina emprendieron una campaña a través de redes sociales, para que alguien ayudara a dar con ellas.

Personas de diferentes países se sumaron y por medio de Twitter la información se propagó: todos buscaban a Marina Menegazzo, de 21 años, y María José Coni, de 22.

Sin embargo, su muerte había acaecido una semana antes del hallazgo, de acuerdo a los peritajes realizados por los investigadores de Criminalística.

Marina Menegazzo, de 21 años, y María José Coni, de 22.
Marina Menegazzo, de 21 años, y María José Coni, de 22.Archivo

En las necropsias, se estableció que Coni fue golpeada en el cráneo, posiblemente con un objeto de madera, y tenía lesiones por un presunto abuso al que habría puesto resistencias, además de fracturas en el fémur.

Menegazzo, en cambio, habría sido golpeada con el mismo objeto, que la habría dejado inmóvil, mientras posiblemente escuchaba y veía cómo intentaban agredir sexualmente a su amiga. En la autopsia se comprobó que ella presentaba cortes en el cuello y una de las heridas en esa área había ocasionado su muerte, tras perforar su columna y médula.

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En la época, se consideró brutal la forma en la que fueron asesinadas.

Hernán Ulloa, quien representó legalmente a las familias de las víctimas, explicó durante el proceso que las jóvenes fueron engañadas para ser llevadas a un lugar alejado, donde no pudieran pedir ayuda.

Es así que, tras hacerlas entrar en una pequeña casa, las habrían atado y torturado para abusar de ellas y luego matarlas, dijo el jurista en ese entonces.

El mismo abogado fue quien reveló que las pruebas toxicológicas realizadas a las muestras tomadas a las víctimas, demostraron que les habían suministrado benzodeazepinas (medicamentos con efectos sedantes e hipnóticos), para doblegarlas. Sin embargo, ellas reaccionaron al ataque, según los peritajes post mortem.

Por este caso, aunque las evidencias mostraban la participación de muchas personas, fueron detenidas solo tres: Segundo Mina, Aurelio Rodríguez y José Luis Pérez. Todos fueron sentenciados a la pena máxima que contempla la ley ecuatoriana, 40 años de privación de libertad.