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La lección de la pandemia: "Ecuador debe producir sus propias vacunas"

El desarrollo de productos biológicos tiene costos y trabas. Pero la realidad muestra que es más caro depender de su importación, afirman científicos.

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Washington Cárdenas, director del Laboratorio de Biotecnología de la Espol, dirige un proyecto de desarrollo de una vacuna ecuatoriana contra la Covid-19.Cortesía Espol

Paradoja. Ecuador tiene cada vez más profesionales preparados en universidades nacionales y extranjeras para desarrollar vacunas y otros productos biológicos. Sin embargo, en la práctica, su total dependencia extranjera lo obliga a tener que competir con otros países para adquirir esos indispensables fármacos en el exterior.

No solo las nuevas y codiciadas vacunas contra la COVID-19; sino también las que tienen años aplicándose y que hasta hace una década el propio país producía para cubrir su demanda. Pero que ahora le resultan escasas y hasta agotadas.

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De allí que, si bien la investigación científica y el desarrollo de productos biológicos tienen los obstáculos de los altos costos (todos los insumos son importados) y las trabas legales, científicos locales coinciden en urgir al país a retomar la producción de vacunas.

Afirman que, de cara al futuro, esa es la lección que el país debe aprender de la pandemia.

“Hoy sabemos que la causada por el SARS-CoV-2 no va a ser la última pandemia”, advierte Gabriel Trueba, doctor (PhD) en Microbiología y director del Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).

Alega que es claro que el nivel de movilidad humana, la alta densidad de población y la invasión de poblaciones a territorios prístinos, “son detonantes inevitables” para el surgimiento de nuevas pandemias.

A su criterio, la tragedia actual debería invitar a reflexionar sobre la ciencia y la tecnología en nuestro país. “Por ejemplo, es posiblemente necesario que Ecuador fabrique vacunas, fabrique moléculas mediante ingeniería genética, así mantendremos un nivel de capacidad que podría ser de utilidad en un futuro”, sostiene.

Producir vacunas debería ser sostenible. Hay que desarrollar la innovación en el área de productos biotecnológicos, que es muy escasa en el país. Se pueden desarrollar otros productos por temporada y que estos cubran los costos anuales.

Marbel Torres, PhD

En ello coincide Marbel Torres, doctora (PhD) en Ciencias de la Vida y la Salud, investigadora y profesora de Inmunología de la Escuela Politécnica de las Fuerzas Armadas (ESPE).

Reconoce que cada reactivo e insumo que se usa en laboratorios cuesta un 30 % más al ser importado y que tarda semanas en llegar. Pero aduce que son “brechas que debemos ir rompiendo” si se piensa en el futuro y se quiere dejar de seguir importando las vacunas.

Además del talento humano, el país también cuenta con el conocimiento de la nueva tecnología que se está utilizando para el desarrollo de vacunas contra la COVID-19, asegura Aracely Álava, máster en Salud Pública y exdirectora del Instituto de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez. Esa entidad durante más de 60 años produjo fármacos del cuadro básico en el país, hasta que el gobierno de Rafael Correa le quitó esas funciones en 2012 para asignárselas a la naciente empresa Enfarma, que entró en proceso de cierre en 2016 sin haber cumplido ese propósito y solo haberse limitado a importar.

Álava propone que el actual o próximo gobierno le devuelva esas funciones al Izquieta Pérez y financiar el desarrollo de los productos biológicos con donaciones de fundaciones internacionales o de otros países como Japón o Alemania, si es que el Estado ecuatoriano no está en capacidad de hacerlo.

Es una lástima que el país sea dependiente de comprar vacunas en el exterior, porque a veces no tiene ni el dinero para adquirirlas; o a veces los otros países productores no tienen la disponibilidad, porque cada país utiliza sus propias vacunas.

Aracely Álava, MSC

No se muestra partidaria de un financiamiento privado, por ejemplo, de algunas farmacéuticas nacionales o foráneas.

Para Gabriel Trueba, el objetivo de desarrollar vacunas propias debería unir a las universidades, industria y entes reguladores. “Así podríamos hacer frente a una futura pandemia mediante el impulso de una industria que podría tener beneficios económicos para el país y que estaría preparada para salvar vidas y dar respuesta a tiempo a la grave situación que conlleva una pandemia”, dice.

La industria farmacéutica local cuenta con la tecnología, infraestructura y capital humano para suplir la demanda de medicamentos importado, afirma Miguel Palacios, directivo de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos del Ecuador.

Para ello cree necesaria una política industrial farmacéutica con reglas claras; que en las compras públicas exista un verdadero apoyo a este sector; y que no exista corrupción en la compras de medicamentos. “El próximo gobierno deberá corregir esos errores”, expresa.

Deberíamos unir esfuerzos la academia, la industria y entes reguladores para lograr la capacidad necesaria y los recursos tecnológicos, regulatorios y financieros que nos permitan desarrollar y fortalecer la producción de biológicos en el país.

Gabriel Trueba, PhD