Arabia Saudita, Rusia y otras naciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) están compitiendo para negociar un acuerdo para detener el histórico colapso del precio del petróleo con el G-20, tomando el centro del escenario para atraer a los Estados Unidos y otros productores de energía.

El secretario de Energía de Estados Unidos, Dan Brouillette, sostuvo una “discusión productiva” por teléfono con su homólogo saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman, dijo el Gobierno de Estados Unidos, una señal más de que las conversaciones diplomáticas continúan a buen ritmo.

Los diálogos aún enfrentan obstáculos significativos: una reunión de productores de la OPEP, y más allá, que ya se ha retrasado una vez, solo está programada tentativamente para el jueves.

Rusia y Arabia Saudita quieren que Estados Unidos se una, pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hasta ahora ha mostrado poca disposición para hacerlo como parte de un acuerdo entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados.

Como alternativa, los diplomáticos petroleros están planeando una reunión de emergencia de los ministros de energía del G-20 para el viernes, como parte de un esfuerzo por traer a Estados Unidos y otros grandes productores de petróleo fuera de la alianza OPEP, como Canadá y Brasil.

Brouillette dijo este 6 de abril que Washington “iba a alentar a los sauditas como presidente del G-20 a convocar una reunión ministerial de energía hacia el final de la semana” como foro para discutir el mercado petrolero. “Espero que eso suceda más adelante esta semana”, dijo Brouillette.

Los precios del crudo han caído un 50 % este año, ya que los efectos económicos de la pandemia de coronavirus han eliminado aproximadamente un tercio de la demanda mundial. La caída de los precios es tan dramática que amenaza la estabilidad de las naciones que dependen del petróleo.

Los funcionarios de la industria dicen que si no se alcanza un acuerdo para cortar la oferta de manera ordenada, el mercado simplemente obligará a los productores a recortar la producción a medida que se agote el espacio de almacenamiento.

El objetivo de las conversaciones, reveladas por primera vez por Trump la semana pasada, es reducir la producción de petróleo en aproximadamente un 10 %, la mayor reducción coordinada de la historia.

El crudo se recuperó de los comentarios de Trump, pero redujo esas ganancias a medida que las complejidades diplomáticas se hicieron más claras. Los futuros del Brent cayeron un 2 % ayer, cotizando cerca de $ 33 por barril.

Rusia y Arabia Saudita están “muy, muy cerca” de alcanzar un acuerdo sobre recortes en la producción de petróleo, dijo Kirill Dmitriev, director ejecutivo del Fondo de Inversión Directa de Rusia, en una entrevista con CNBC.

Sin embargo, incluso si se llega a un acuerdo por hasta 10 millones de barriles por día, eso apenas afectará el exceso de oferta, que se estima en hasta 35 millones de barriles por día. En algunos rincones del mercado físico, los precios ya se han vuelto negativos, y los comerciantes han estado colocando petróleo en buques petroleros a un ritmo récord para almacenarlo en el mar.

Este lunes 6 de abril, el WTI, referencial para Ecuador, se situó en $ 26.

¿Recuperación en 2021?

La pandemia de coronavirus y la caída resultante en los precios del crudo resultarán en una industria petrolera más delgada y fuerte, pero aumentarán el riesgo de escasez más adelante, dijeron la semana pasada analistas de Goldman Sachs.

“Si las tuberías se obstruyen a medida que se cierran las refinerías, los inventarios no pueden acumularse, lo que reduce el colchón y crea una inversión de riesgo muy rápida hacia la escasez de petróleo”, dijo Goldman en una nota.

Esto a su vez provocaría una escasez de petróleo, empujando los precios por encima del objetivo de $ 55 por barril del banco Wall Street para 2021, dijo.

“Esto probablemente cambiará el juego para la industria”, dijo el banco.

El banco también dijo que la demanda de los viajeros y las aerolíneas, que representan alrededor de 16 millones de barriles por día de consumo global, puede que nunca regrese a sus niveles anteriores.