Vacas
La ganadería siguió durante la pandemia.Guillermo Lizarzaburo

IICA: Pese a la caída global del comercio y a las dificultades impuestas por la Covid-19, el agro es el camino

Mañana 9 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Agricultura. El Instituto Interamericano de Cooperación (IICA) destaca su importancia. 

“Es claro que no es tiempo de complacencia y sí de insistir en que un sector que ofrece soluciones estructurales para los problemas más graves de la civilización humana debe estar en el tope de las prioridades de las agendas públicas”.

Es la opinión de Manuel Otero, Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), sobre la importancia que la agricultura ha jugado durante la pandemia.

La pandemia ha creado y creará más pobreza, desigualdad y angustia social, pero no ha detenido la producción y el abastecimiento de alimentos, resalta.

Muchas de las naciones de América Latina y el Caribe han “levantado en estos meses cosechas enteras que servirán para alimentar al mundo y hacer girar la rueda de una actividad imprescindible para la vida”.

Pese a la caída global del comercio y a las dificultades impuestas por el virus, tuvo capacidad para incrementar exportaciones y reafirmó su papel estratégico.

Manuel Otero
Otero Manuel
Manuel Otero es el director del IICA.Cortesía

“Pobreza, inequidad, desempleo, inseguridad alimentaria y nutricional, desestructuración familiar, migraciones masivas y desafíos ambientales: todos estos temas pueden tener un denominador común para resolver o mitigar. Ese denominador común es la agricultura, parte inseparable de las soluciones a una realidad inquietante”, sostiene Susana Balbo, embajadora de buena voluntad del IICA.

Para Otero, transformadora por su propia naturaleza, la agricultura es, junto con la educación, la alternativa más eficiente para atacar la pobreza estructural en las zonas rurales y, conectada a procesos productivos o a planes de desarrollo territorial plasmados por una cooperación técnica moderna, puede ser vislumbrada también como una eficiente política social.

El agro es indispensable para Ecuador, tanto que las exportaciones agrícolas (banano, flores, cacao, frutas, concentrados) son el rubro principal en las ventas externas no petroleras. Durante la pandemia de Covid-19 esta sector no dejó de trabajar, incluso la población consumió mayor cantidad de arroz y plátano en especial.

“El momento, con su dramatismo, es propicio también para volver a mirar a los territorios rurales como zonas de oportunidades y de progreso social, lo que exige diseños institucionales adecuados, una nueva generación de políticas públicas para la agricultura familiar y la facilitación en el acceso a tecnologías digitales para que todos nuestros agricultores tengan rendimientos crecientes y mayores ingresos”, manifiesta en cambio Dennis McClung.

Jens Mesa, Rattan Lal, Alysson Paolinelli y Hugo Sigman, también embajadores del Instituto, consideran que esos objetivos son centrales en la nueva agenda de la cooperación técnica, tanto como la facilitación del acceso de los productores a las cadenas de comercialización y el impulso a la bioeconomía, la industrialización inteligente de nuestras sociedades a partir del uso de recursos biológicos, que tiene el potencial de convertir a los territorios rurales en una gran "fábrica verde", de alimentos, bionergías, biomateriales y probióticos.