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Una cliente ve un bonsái de mandarinas en Plantilandia.CHRISTIAN VASCONEZ / Expreso

El huerto casero alivia el gasto y sirve en tiempo de escasez

Se estima que tener plantas comestibles ahorra al mes 40 dólares. La tendencia creció más desde la pandemia z Y el paro le dio un nuevo impulso

Los huertos en casa sacaron de aprietos durante el paro nacional de 18 días. Sus dueños hasta tuvieron frutos y hortalizas para compartir con los vecinos. Así lo indicaron los directivos de dos entidades que en Guayaquil promueven este tipo de cultivos: César Cárdenas, coordinador del Observatorio Ciudadano, y Boris Briones, director técnico del Jardín Botánico.

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No hay cifras oficiales de cuánto ha crecido esta tendencia, pero solo las dos entidades han hecho que varias familias adopten la práctica, logrando crear más de 600 huertos, desde 2020 hasta la fecha. “Y estamos trabajando para impulsar otros 300 en los próximos meses”, dijo Cárdenas.

Diario EXPRESO hizo un recorrido por los principales viveros que hay en la urbe, pues es en estos sitios donde se siente un repunte en la demanda de plantas con frutos comestibles. La administradora de Plantilandia Ecuaplanta, Silvana Testa, señaló que en este negocio la venta de plantas que producen alimentos creció un 70 % después de que se inició la pandemia de COVID-19. Y el paro nacional generó un pico adicional.

Igual criterio tuvo Sixto Campoverde, propietario de Vivero Campoverde. A él se le acabaron especies como hierbita, albahaca o perejil durante el paro nacional, porque al existir escasez de estos alimentos en los mercados, las personas recurrieron a su vivero. La razón es que una planta cuesta desde 1 dólar (dependiendo del tamaño) y así por ejemplo se evitaba el repagar un atado de hierbita a 12 dólares, que fue el costo que llegó a tener en Guayaquil este alimento durante el paro nacional.

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En el caso de Huerto Ecuador, la venta de este tipo de plantas se duplico, indicó la dueña del negocio, Rosi Villacrés, cuyo stock de apio, cilantro y perejil se agotó. Recalcó que las personas crean huertos por dos razones: “por la necesidad de tener alimentos orgánicos y por tener una recreación funcional, y las dos ayudan a mejorar la calidad de vida”.

Asimismo, otro beneficio importante es que ayuda a ahorrar dinero. Una familia que tenga plantas de zanahoria, tomate, pimiento, hierbita, albahaca, perejil, entre otras, puede evitar gastar unos 40 dólares al mes, manifestó Briones.

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La oferta de planta comestibles también crece en supermercados de la ciudad.Lina Zambrano / Expreso

El ahorro fue más visible durante el paro y por esto el nuevo impulso por tener un huerto se ha mantenido. En el recorrido se encontró a Edison Castro, cliente de Flor de Loto, comprando más plantas para su huerto. Él destacó que sus cultivos lo sacaron de aprietos durante las protestas indígenas y por eso se animó a adquirir más variedades, porque la inversión es mínima frente al gasto que tendría que hacer si compra en el mercado. Por ejemplo, una planta de tomate cherry cuesta desde 2 dólares y le da bastantes frutos durante el año.

Los beneficios también están en el terreno de lo emocional, destacó el psicólogo Gino Escobar. Las familias que tienen huertos enseñan a los niños a ser responsables con la vida, además de disciplina y organización. Y se crea un vínculo emocional que, más allá de reducir el estrés, enriquece la atmósfera del hogar. Porque, dice, no hay nada más delicioso que ir al huerto familiar, tomar unas hojas de hierbaluisa, preparar agua aromática y beberla con los seres queridos.