Tras lograr un superávit en sus cuentas fiscales de 609 millones de dólares al cierre de marzo, Ecuador tendría cierta holgura para impulsar una política de gasto destinada a la inversión pública que pueda estimular el crecimiento de su economía. 

Los ingresos petroleros que el país está teniendo, producto de los altos precios del producto, según ha reconocido Ilan Goldfajn, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI, crea un espacio para que el país pueda hacer "inversiones que fomenten el crecimiento, así como para producir colchones para asegurar la sostenibilidad fiscal en el largo plazo". 

A decir de expertos, el Gobierno estaría negociando con el organismo más flexibilidad en su política de gasto público, como un instrumento que ayude a empujar el crecimiento del PIB que, para este año, el FMI ha proyectado que estaría en 2,9 % y en 2,7 % en 2023.

Goldfajn dio estas declaraciones en el marco de una rueda de prensa con medios regionales. Allí se refirió también a la expectativa que genera la IV revisión del programa económico que Ecuador ejecuta, con acompañamiento y financiamiento económico del organismo. 

Este, dijo, debió hacerse "a fines de diciembre del año pasado, pero hubo algunas decisiones que requirieron más planes, tuvimos que pedir datos adicionales, a comienzos de este año con los shock, la guerra, se afectaron varios países. Por eso fue importante hacer nuevas cifras. Ese fue el caso de Ecuador". 

El país está a la espera de que se complete este proceso, pues de ello depende el desembolso de un total de $1.700 millones hasta diciembre de este año, de los cuales, $700 debieron transferirse hasta fines de diciembre de 2021. Al respecto, Goldfajn señaló que se está avanzando "en sentido positivo y esperamos finalizar esa conversación pronto".