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MEDICINA PREPAGADA+CORONAVIRUS+ECUADOR
El servicio de medicina prepagada ayuda a atender la demanda de salud en época de pandemia.Juan Faustos / Expreso

Facturas médicas de $ 35.000 en pacientes de coronavirus

Las aseguradoras asumieron los costos más altos de la pandemia. Las firmas de medicina prepagada debieron atender aun con pólizas vencidas

La época de pandemia ha marcado una amplia brecha entre quienes ganaron y quienes perdieron en una economía paralizada en días críticos de pandemia. Aún no se conoce a ciencia qué sector productivo es el que se anota más cifras en rojo, pero en la lista están ciertos mercados que, pese a la adversidad, han sobrellevado la crisis. Uno de ellos, y del que poco se ha hablado, es el de medicina prepagada.

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En los picos de alta demanda de servicios de salud, este sector también jugó un papel clave tras allanarse a lo que dice la Ley de Seguros y a la obligatoriedad impuesta por la emergencia sanitaria, de atender a sus asegurados, aunque estos estén vencidos en el pago de sus pólizas. En Guayaquil, en los días más críticos, las aseguradoras tuvieron que cubrir costos elevados en pacientes que optaron por recurrir a las clínicas privadas para tratar los efectos del coronavirus. El hecho de permanecer en terapia intensiva varios días hizo que en determinados usuarios los costos llegaran a elevarse en un rango que alcanzó entre los $ 21.000 y $ 35.000.

21 EMPRESASofrecen en el país el servicio de medicina prepagada, según datos de la Superintendencia de Compañías.

El monto es excesivo, dice Roberto Aspiazu, director Ejecutivo del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), gremio que representa a este mercado conformado por 21 empresas, entre las que destacan firmas como Saludsa, Humana, Ecuasanitas, entre otras. Esto, añade, si se toma en cuenta, que antes de la pandemia el promedio de cobertura por persona fluctuaba entre un máximo de $_4.000 y $ 5.000. “Naturalmente fue una situación que preocupó, hasta el punto de que llegamos a solicitar un tarifario”, algo que, alega, no llegó a concretarse, luego de que la situación se estabilizara.

En Quito y en otras ciudades el impacto ha sido mucho menor, dice Aspiazu, quien menciona que aún es difícil conocer el impacto económico que pudo haber tenido este sector, que en una época normal llega a mover cerca de $ 500 millones al año. Según datos del Servicio de Rentas Internas (SRI), solo la recaudación de impuestos en actividades de atención de salud humana alcanzó los $90 millones de enero a mayo de este año, una cifra que está por encima de los $ 88 millones reportados en igual periodo del año pasado.

Ernrique Sotomayor, asesor comercial del broker de Agecolsa, que trabaja con varias empresas de medicina prepagada, habla de la fuerte demanda de seguros que se llegó a tener en los días pico de pandemia, pero también de las estrategias que las empresas tuvieron que emplear para no verse perjudicadas.

Algunas, dice, tuvieron que cambiar las fechas de vigencia de los contratos. Ya no brindar el servicio de cobertura desde el día uno del convenio sino a partir de 10 días. Esto, para evitar que muchas personas puedan aprovecharse del momento. “Si una persona contrataba una póliza a los dos días ya podía tener la cobertura médica, pero obviamente eso estaba mal, porque el seguro es para cubrir una enfermedad preventiva, pero la demanda era de personas que ya sabían que tenían COVID”.

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Las empresas de alguna manera han sabido acomodarse a esta distorsión, dice Aspiazu. “Es obvio que también hubo algo de cancelaciones. El escenario no ha sido fácil, pero tampoco se ha complicado en demasía”, señala el dirigente.

No obstante, creen que el panorama podría complicarse aún más si la Asamblea acepta el veto del presidente Lenín Moreno que, en la Ley Humanitaria, prohíbe al sector cancelar pólizas y suspender cobertura, “aun si hubiera atrasos en los pagos del titular del contrato de hasta 60 días, adicionales a los que establezcan los contratos respectivos”.

La Ley de Seguros ya dispone que ante eventuales impagos se mantenga la atención hasta 90 días, ampliarlo por 60 días más, dice Aspiazu, no tiene sentido si la emergencia sanitaria está por terminar.

Mantener esta condición afectaría la cadena de pagos y la liquidez del sector que depende de los ingresos para seguir prestando atención médica.

Pero mientras eso se resuelve, este mercado no ha parado en búsqueda de oportunidades. Ahora que se ha aplanado la curva de contagios, el sector busca recuperarse apuntando a una ampliación de su cartera de asegurados. Sabe que aún tiene potencial para crecer, sobre todo en espacios de atención donde la red pública de hospitales demostró debilidad.

Andrea Orquera, subgerente de la L.A. Brokers, destaca de este tiempo la toma de conciencia que tienen las personas, respecto al cuidado de la salud. Luego de la pandemia, dice, existe más interés de las personas por tener un seguro médico, aunque su búsqueda se haga cuidando el ahorro.

Los seguros internacionales, los más completos y costosos, han dejado de cotizarse y venderse, por la misma limitación que existe de poder viajar. La mayoría de los clientes, asegura, va tras las pólizas nacionales que tienen los más bajos costos del mercado.

“Aquellas que van desde los $ 150, las que te llegan a cubrir un 80 % los costos médicos, pero que te dan una cobertura de hasta el 100 % si a uno le toca estar en terapia intensiva. En épocas de mayor demanda, las clínicas llegaron a cobrar hasta $ 3.000 al día por estar en esta área”. El valor de las pólizas, señala, va incrementando, según la edad de la persona o si en su historial ya tiene registrada enfermedades preexistentes.