tarjeta de credito y debito
Pago.- Falta estímulo para dejar usar el dinero efectivo y optar por las otras formas que existen para cancelar una factura.Christian Vinueza

Ecuador prefiere pagar más con dinero físico que otros países

Hay una norma que desincentiva el pago con tarjetas de crédito y débito, según Asobanca. Hay locales que cobran hasta 15 % extra por usar el dinero plástico

Los ecuatorianos son altamente dependientes del dinero físico: la liquidez de la economía en efectivo en Ecuador representa el 29 % (en Colombia el 12 %, en Brasil el 9 % y en Chile el 5 %). Así lo indica un estudio del 2020 del Banco Central de Ecuador (BCE).

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El recargo ilegal en tarjetas vuelve por la falta de control

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Aunque la pandemia impulsó el uso de los pagos electrónicos, el país aún está detrás de otras naciones, como lo muestran las cifras, pese a que la opción se promociona desde el Gobierno de Rafael Correa (2016). Entre las principales razones que obstaculizan el uso de los pagos electrónicos están el escaso acceso a Internet y la falta de bancarización; pero también la falta de estímulos, tanto de parte de las autoridades como de ciertos negocios que castigan al cliente cuando paga con tarjetas de crédito o de débito, al aumentar el precio del producto o del servicio hasta un 15 % si no se paga en efectivo.

“Los hogares prefieren el uso del dinero en efectivo para sus transacciones principales, entre otras razones por los descuentos que realizan los establecimientos al pagar en efectivo”, dice otro estudio del BCE titulado ‘La preferencia de medios de pagos por parte de los hogares ecuatorianos’.

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La forma de pagar una factura que prefieren los ecuatorianosExpreso

El cobro ilegal que hacen algunos negocios cuando no se paga en efectivo es como una piedra en el zapato del cliente. Diario EXPRESO ha recogido los testimonios de quienes han sido afectados por esta mala práctica en anteriores artículos.

Asobanca destaca que más personas usarían los pagos electrónicos si no existiera una normativa que desincentiva a los establecimientos comerciales a implementar esos sistemas de cobro. Por ejemplo, una resolución del Servicio de Rentas Internas (SRI) establece que las entidades financieras actúen como sujetos de retención del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en las compras que se hacen con tarjetas de crédito y débito.

Esta medida provoca problemas de flujo de caja en los negocios, especialmente a los más pequeños, puesto que cuando cobran con tarjeta dejan de tener disponible en la caja el dinero que se retiene por concepto del impuesto, desde el momento en que se efectúa la compra hasta cuando el establecimiento debe realizar la declaración y liquidación del IVA, explica Marco Rodríguez, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca).

El gremio destaca que los beneficios de usar pagos electrónicos son mayores y se aprecian en este tiempo de pandemia. Según el estudio ‘El avance de la banca digital en Ecuador’ de Asobanca (julio de 2022), el número de transacciones por canales físicos, digitales y remotos realizadas a través del sistema bancario ecuatoriano en 2021 fue de 695 millones, lo que representa un monto transaccionado de $ 272.842 millones.

Del total de transacciones en 2021, el 41,1 % se llevó a cabo por canales digitales, es decir se convirtieron en el principal canal y contribuyeron a mantener la cadena de pagos en la economía, para microempresas, pymes, empresas y hogares.

Este crecimiento significativo se debe a que durante la pandemia los usuarios migraron a los canales digitales, ante un escenario de reducción de movilidad. Gran parte de los usuarios mantienen estos canales porque cubren requerimientos y cuestan menos.

No obstante, el estudio del BCE señala que en una encuesta a 7.155 hogares sobre qué tipo de pago usan los ecuatorianos para cancelar los servicios básicos, el 95 % lo ejecuta con dinero en efectivo.

Ecuador aún no llega a lo que pasa en España. El diario El País cita la encuesta nacional del uso del efectivo y dice que en 2020 el dinero físico dejó de ser el medio de pago más habitual en España (36 % frente al 80 % en 2014) y fue por primera vez superado por la tarjeta de débito (54%). Los jóvenes (60 %), los mayores (53 %) y quienes viven en municipios pequeños son quienes más lo usan.