Cuando las actividades formales dejan de crecer en ventas, el empleo es uno de los más afectados. Y eso, explica Patricio Alarcón, presidente del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), fue lo que sucedió el año pasado, tras la eliminación de más de 115.000 trabajos plenos o adecuados.

La vía es lamentable, dice. Pero por no perder rentabilidad y hacer viable sus operaciones las empresas no tienen otra cosa que ajustar su estructura de costos. Y eso fue lo que pasó en algunos sectores productivos.

Según un reporte de la Cámara de Comercio de Quito en el 2018, la actividad financiera, que aglutina la operación de bancos, cooperativas y seguros, llegó a registrar la mayor caída de empleo adecuado (10 %), tras bajar el número de plazas de 53.393 a 48.074 en un año. No obstante, si se observan los sectores que más empleos generan, el mayor impacto siguió estando en el sector de la construcción. Aunque su caída fue del 8,4 %, allí se registraron 21.647 trabajos adecuados menos. Le sigue el sector manufacturero (17.487) y el comercio (11.023).

Aunque los bancos privados forman parte de la categoría de actividades financieras, explica Julio José Prado, presidente de la Asociación de Bancos Privados (Asobanca), estos no tienen incidencia en estas últimas cifras. Todo lo contrario, asegura, la banca privada trabajó el año pasado no solo para conservar puestos, sino para crear nuevas plazas. “Atravesamos un proceso de digitalización, donde estamos elevando la calidad que incluye sueldos. Se están contratando más científicos de data, gente más capacitada en software”, dice. La causa, deduce, podría estar en el comportamiento de la banca estatal tomando en cuenta que es el sector público el que más pérdida de trabajo registra.

En este 2020, con miras a un mayor ajuste fiscal, los desafíos laborales suman. Ante este escenario, dice Alberto Acosta, editor de la revista Análisis Semanal, es urgente mejorar el nivel de competitividad (con menos trámites y aranceles) y el entorno económico. Para ello es necesario que el Gobierno ponga en orden sus cuentas fiscales y diseñe una política laboral. “Tenemos los salarios más altos de la región (superamos a Chile), pero con un nivel de productividad bajo. Necesitamos una norma que genere flexibilidad a la relación laboral. No se trata de bajar salarios. La idea es seguir conservándolos, pero sin que se sigan destruyendo empleos”. En eso concuerdan los representantes de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG). Este sector, dicen, necesita mayores facilidades para contratar. Un mal síntoma, señalan, es el retroceso que registran en la generación de empleo adecuado. “La tasa actual del sector es del 38 %, seis puntos porcentuales menos que el año precrisis (2015)”. 

• El mercado en cifras

Área rural

La tasa de empleo adecuado no registra una variación estadísticamente significativa en el sector urbano, pero sí muestra un descenso importante en el sector rural, donde pasa de 23 % a 20,6 % de la PEA entre diciembre de 2018 e igual mes de 2019. Quito tiene la peor tasa. Allí el empleo adecuado cae de 57,9 % a 54,3 %.

Sector público

El empleo en el sector público, que en diciembre de 2017 representaba el 18,8 % del empleo asalariado total, en diciembre de 2019 representó el 16,7 %. Dentro del empleo adecuado, el peso de la administración pública cayó de 9,4 % a 8 % en el mismo periodo, lo que, según Cordes, refleja un ajuste fiscal.

Seguro social

A diciembre de 2019 el 60,1 % de los empleados (sin importar su condición) no tenían ningún tipo de cobertura de seguro, es decir, ni seguro social ni seguro privado, lo que va de la mano con una tasa de empleo informal que se mantiene en niveles cercanos al 50 %. El 29,2 % está afiliado al IESS.