Algunos moradores aprovecharon la rotura de una tubería, a la altura de la cooperativa 28 de Agosto en Durán, para recolectar agua que, aunque sucia, dijeron les servía para trabajar, sobre todo, en el área de construcción.

Duran sin agua por una suma de “imprevistos”

En las últimas semanas la alcaldesa de Durán, Alexandra Arce, ha reiterado que era inevitable suspender el suministro de agua potable a los más de 500.000 habitantes del cantón.

En las últimas semanas la alcaldesa de Durán, Alexandra Arce, ha reiterado que era inevitable suspender el suministro de agua potable a los más de 500.000 habitantes del cantón y ha atribuido la prolongación de ese corte a “imprevistos”, aunque expertos en el tema hablan más bien de “imprevisiones”.

Arce, como ha venido publicando EXPRESO, indicó que por la finalización de la primera de las tres fases que tiene el proyecto que abastecerá de agua a toda la población, se realizó un cambio de tubería de hierro dúctil de 800 milímetros y que por las pruebas de la misma, se ha tenido que suspender el servicio.

A esa línea están conectados los seis pozos de la toma El Chobo (Milagro), que provee el líquido a la mayor parte de Durán. Estos producen 1.200 metros cúbicos de agua por hora; la línea anterior, por lo vetusta que estaba, solo permitía el paso de la mitad. Por eso, sostiene la autoridad del cantón, era necesario reemplazarla, empatarla y hacer una serie de pruebas. Y para ello, no cabía otra opción que cerrar las válvulas desde su origen (El Chobo) para trabajar en seco”.

“Pensamos eso sí que las pruebas no durarían más de dos días. Lastimosamente, se rompieron, en ciertos tramos (por diversas causas) las tuberías de transmisión”. Y acota: “Se presentaron imprevistos”.

Dos expertos consultados coinciden en ello, pero creen que esos imprevistos ocurrieron más bien por falta de planificación.

A criterio del ingeniero civil y máster en tecnología y gestión del agua, Carlos Julio Jaramillo, exgerente de la Empresa de Alcantarillado y Agua Potable de Durán (Emapad); y también de Wilson Flores, arquitecto y presidente de un gremio de arquitectos del Guayas, para instalar la tubería era necesario construir otra paralela en el mismo lugar.

“Si la idea era poner una tubería nueva, era necesario construir un baipás”. Con dos conductos pequeños, situados a los costados del ahora reemplazado, por ejemplo, se podía conectar a los pozos para que estos sigan surtiendo de agua a Durán, dice Jaramillo.

Flores, quien fue además director de Planificación del Municipio de Durán en la administración anterior, coincide con él al sugerir que la existencia de un acueducto provisional hubiera permitido realizar las pruebas y dar agua provisionalmente a los tres reservorios con los que cuenta el cantón (Peñón del Río, San Enrique y El Recreo).

Él aduce a que en la obra faltaron metodologías de trabajo. “Es como si yo trabajara en la reconstrucción del patio de comidas de la Terminal Terrestre de Guayaquil: nunca se me ocurriría cerrar todo. Acá aplica lo mismo. Se debía trabajar por tramos. No cerrar las válvulas, como sucedió en este caso”. Es antitéctico, precisa Flores. “Evidencia falta de criterio en el contrato y la fiscalización. Evidencia que no han tenido, planes de contingencia...”.

Para Jaramillo, a todo esto se suma un problema incluso más grave. En varios puntos del sistema se están produciendo explosiones y roturas que, a su juicio, podrían estar generándose por la metodología con la que se está ejecutando el proyecto.

“Es fundamental entonces tener claro el modelo hidráulico que están aplicando, es posible que no tengan definido el catastro de la ciudad”. Muestra de ello, advierte, es que en Durán el líquido no llegue a todos los hogares, incluso cuando el racionamiento se hace tres veces por semana.

“Por eso es necesario sectorizar el cantón”. ¿Qué quiere decir esto? Que ahora que se prevé que llegue el agua con más presión y cantidad con la nueva cañería, las autoridades deberían monitorear las zonas para estar en la capacidad de calibrar y regular el agua a fin de que la reciban también quienes antes no lo hicieron.

Para Arce, quien afirma que en estos días también ha tenido que abastecerse con tanqueros en su casa en la ciudadela Abel Gilbert Pontón 1, en los próximos años las tuberías del cantón, que tienen entre 80 y 90 años, deberán ser reemplazadas y asimismo se deberá analizar si lo más idóneo es nutrirse con el agua de El Chobo.

“Entiendo que no nos nutrimos del río Babahoyo porque la salinidad de sus aguas es muy alta. Sin embargo, estamos ejecutando un Plan Maestro, que entre otras cosas, nos dirá si podemos a futuro someter esas aguas a un tratamiento para usarla o si de pronto trabajamos un tiempo con El Chobo y otro con alguna planta potabilizadora que se pueda construir. Habrá que ver”.

O mejor aún, prever.

Una obra paliativa

Según reconoce Arce, para que la obra sea integral, teniendo en cuenta que las tuberías en Durán son vetustas, se debería cambiar las cañerías y, al mismo tiempo, construir anillos de distribución, que conduzcan el agua desde tanques de servicio hasta las tomas domiciliarias. “Al momento hemos empezado a construir dos, en octubre empezaremos a levantar otros 16”.

Lo ideal, sugiere, es que cuando se instale la red de alcantarillado, hoy inexistente, se realice ese trabajo y paralelamente se construya una planta potabilizadora. “La obra que hoy estamos haciendo, aunque positiva, es paliativo. Para salvar a Durán es vital abrir el cantón”. El costo de dichas obras alcanzarían los $ 500 millones.