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¿Sirve el distanciamiento social en tiempos de coronavirus? Habría salvado ocho millones de vidas

El estudio Covid Compass arroja las medidas a tomar gradualmente: seguir protegiendo a los grupos de mayor riesgo y horarios de salida.

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La italiana Claudia Spurio da clases de yoga desde su departamento en Londres, a través de la plataforma Zoom.EFE

¿Es el distanciamiento social una receta efectiva contra el coronavirus y su propagación? La respuesta es que sí y nos remitiremos a los números a nivel mundial y al análisis de un equipo científico. Ahora bien, todo empezó el Wuhan, China, y nos referimos al origen del virus, del brote y de las medidas de distanciamiento. Esto último, el pasado 23 de enero.

Desde ese día, la pandemia se ha expandido por todo el mundo. Gobiernos nacionales y regionales se han visto obligados a implementar severas medidas de distanciamiento social para aplanar la curva de contagios y de casos de Covid-19, teniendo distintos resultados que, de acuerdo a estudios, han sido positivos en el balance general.

Según estimaciones de un análisis realizado por expertos del proyecto internacional Covid Compass, coordinados por el español Carlos Duarte desde la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah (KAUST) en Arabia Saudita, todas esas medidas han servido para salvar 7,9 millones de vidas, la mayoría (7,2 millones) en China.

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¿Y en otros países? Las cifras son mucho menores, pero también destacables. Los cálculos indican que a mediados de abril el distanciamiento social ya ha evitado la muerte de 73.000 personas en España, 124.000 en Corea del Sur, 155.000 en Italia, 71.000 en Francia, 30.000 en Alemania y otras 30.000 en el Reino Unido.

En el caso de Estados Unidos, las decisiones de sus gobiernos estatales de cerrar escuelas, cancelar eventos públicos y confinar a las personas en sus hogares desde mediados de marzo salvó unas 65.000 vidas. Sin esas directivas, un mes más tarde el número de víctimas en este país rondaría las 100.000, cuatro veces más de lo que ha sucedido.

Los resultados sobre tasas de mortalidad, período infeccioso medio y ritmo reproductivo de la infección se basan en multitud de artículos científicos, informes y bases de datos. Incluyen, por ejemplo, análisis de los pacientes del crucero Diamond Cruise (que estuvo casi un mes en cuarentena cerca de Tokio), registros del primer brote en Wuhan, la propagación del virus en países europeos y excesos de mortalidad detectados en España, Italia y Nueva York.

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“A partir de la cifra de muertes reportadas, el modelo predice el número de nuevas infecciones y fallecimientos, pero también se incluyen de forma empírica los efectos de distintas intervenciones de confinamiento para ver cómo influyen sobre las tasas de mortalidad”, explica Duarte a SINC.

El modelo calcula esas tasas teniendo en cuenta las estimaciones actuales de mortalidad de personas infectadas, que actualmente es 0,006; es decir, que un 0,6 % de las personas contagiadas fallecen.

“Estamos trabajando en el desarrollo de este y otros modelos para su publicación en revistas científicas”, apunta Duarte, “pero ya permiten calcular el número de vidas que se han salvado (o muertes evitadas) hasta la fecha gracias a las medidas de confinamiento en relación a nuestra predicción de mortalidad y a lo que hubiera ocurrido si no se hubieran adoptado”.

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“Sin embargo –subraya el experto–, hay que tener en cuenta que esas vidas que se han salvado se podrían perder más adelante de no mediar soluciones, como terapias efectivas o estrategias de salida inteligentes que reduzcan la tasa de mortalidad”.

El profesor Ketcheson coincide: “Debemos ser cautelosos. Aplanar la curva reduce en gran medida la propagación del virus a corto plazo, pero también conduce a una epidemia más prolongada, con un número similar de personas posiblemente infectadas al final. A menos que desarrollemos rápidamente estrategias inteligentes a largo plazo y un tratamiento más efectivo para los casos graves de COVID-19, es posible que solo hayamos pospuesto muchas de estas muertes".

Este tipo de datos pueden ayudar a los países a desarrollar políticas y medidas específicas para enfrentarse a la pandemia y reanudar la actividad comercial normal. Los modelos permiten evaluar qué efecto tendrían distintas opciones para reducir las limitaciones de movimiento actuales sobre el número de muertes futuras. De momento sugieren que las medidas de confinamiento seguirán siendo necesarias mientras no se cuente con terapias efectivas.

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PROTEGER A LOS DE MAYOR RIESGO

“Habría que hacer un desconfinamiento gradual en el que se proteja a los grupos de mayor riesgo, gente mayor y con otras enfermedades como pueden ser cardiovasculares y respiratorias”, apunta profesora Paula Moraga de la Universidad de Bath (Reino Unido), en declaraciones a la agencia SINC.

“De esta manera –continúa–, se evitaría el contagio de las personas más vulnerables y el colapso de los hospitales. Habría recursos suficientes para que todo el mundo pudiera tener la atención sanitaria que necesitara, ya sea por coronavirus u otras causas"indica Moraga, profesora que es parte del estudio.

"También se deberían establecer franjas horarias durante las cuales las personas de riesgo puedan salir de forma segura sin tener contacto con los demás grupos”, agregó.

La experta también subraya la importancia de realizar test para conocer la dimensión real de la pandemia: “Hay muchos casos asintomáticos o con síntomas leves que no saben que tienen la enfermedad, y pueden estar contagiando a más personas. Hay que detectar estos casos y aislarles a ellos y a sus contactos para evitar que contagien. Además, se deberían hacer test para determinar qué personas ya han pasado la enfermedad y si son inmunes puedan retomar su actividad normal”.

Según los investigadores del proyecto Covid Compass, sus análisis y modelos pueden ayudar a las autoridades sanitarias, a los gobiernos y al público en general en la toma de decisiones para combatir la pandemia por coronavirus, incluyendo las políticas y prácticas específicas para reanudar la actividad comercial normal. (Fuente: SINC)