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Día del orgullo: los matices de la diversidad

Hoy se conmemora el Día del Orgullo. A pesar de logros en derechos, como el del matrimonio igualitario, los LGBTI siguen sufriendo discriminación

Orgullo gay
En diferentes países se realizan marchas para conmemorar el Día del Orgullo.Agencias

Una orden: desnúdense y cámbiense de uniforme. Eran más o menos 100 privados de la libertad amontonados en una carpa de ingreso de la recién inaugurada cárcel de Latacunga. La voz femenina de Odalys Cayambe, una mujer transexual que cumplía una pena por trata de personas, resaltó entre la multitud.

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Era una plegaria que no hubiese sido necesaria sin discriminación. No exagera cuando describe su cuerpo curvilíneo de pechos abultados. No quería desnudarse delante de todos esos hombres. No tenía por qué hacerlo. La obligaron.

En 2013 fue condenada a cinco años de prisión, que iniciaron en el expenal García Moreno hasta que fue trasladada hasta el nuevo centro, en 2014. Ahí les prometieron mejores condiciones a los privados de la libertad. Les garantizaron mejores condiciones a las personas de la población LGBTI (Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales). En ese tiempo su documentación aún la describía como hombre biológico, a pesar de verse y sentirse como mujer. Por eso fue a parar al penal para hombres.

Según Odalys, a quien le lanzaron un calzoncillo y ropa masculina anaranjada para que se vistiera, el “buen trato” solo quedó en papeles y en palabras.

Y fue el inicio. Las decenas de mujeres trans que la rodean, mientras cuenta lo que fue su vida en una cárcel de varones, solo asienten. Ellas vivieron lo mismo. Residen juntas en la Casa de Acogida Transitoria Trans, que abrió Odalys en Flor de Bastión, al noroeste de Guayaquil, apenas quedó en libertad.

Esta idea nació en el encierro, como una forma de ayudar a las trans que salen de las cárceles. “Si ya ser trans significa escasez de oportunidades, imagínese ser trans con antecedentes penales”, lamenta.

La mayoría de las chicas en el refugio ha estado en prisión por peleas callejeras o microtráfico, como común denominador de los delitos que, por lo general, llevan a las personas transexuales a parar a la cárcel. Muchas “derivadas por la misma ignorancia, falta de oportunidades, de educación, de trabajo. El círculo vicioso de la discriminación y la transfobia”, enumera Odalys, que ahora tiene 42 años.

casa transitoria trans
Las mujeres de la casa da acogida recaudan recursos con autogestión.Amelia Andrade

Desde su apertura hace 4 años, por la casa de acogida han pasado más de 120 mujeres que han salido de la cárcel, pero desde hace algunos meses también reciben a migrantes y, además, dos veces por semana abren un comedor comunitario para quienes lo necesiten. Ahí no hay discrimen.

Todo lo hacen con autogestión, porque la única ayuda que han recibido ha sido del Consejo Noruego para Refugiados, que les construyó más baños y mejoró la cocina del hogar. Pero esto solo porque también asilan a migrantes. Jamás han recibido apoyo para las compañeras de la población diversa, ni de los gobiernos locales o nacionales.

Por eso, para Odalys, quien pertenece a la Red Comunitaria Trans, -que a su vez agrupa a otras 13 organizaciones a nivel nacional- el Día del Orgullo LGBTI, que se conmemora hoy a nivel mundial, tiene más tintes grises que de colores.

Ella no asiste a las marchas porque dice que sin memoria no hay orgullo. No minimiza ningún acto ni festejo, pero le gustaría que en estos se muestre más las realidades de las mujeres trans que están en la periferia, que no tienen voz, a las que las siguen discriminando, violando y matando. A las trans que están en las calles, prostituyéndose, mendigando... A las trans que van a las cárceles y que luchan contra el estigma cuando salen de ellas.

Odalys aplaude los logros alcanzados por otras agrupaciones LGBTI, que han peleado por los derechos civiles como la identidad o el matrimonio, pero cree que aún hay más que hacer por aquellas transexuales que son orilladas a la prostitución, al microtráfico, a no terminar su escolaridad o no acceder a un trabajo digno. Sabe que esto necesita de políticas públicas.

No deja de pensar en sus compañeras de cárcel, cuyos derechos son vulnerados entre barrotes. Desde el más elemental, como no dejarles expresar su identidad de género, hasta el más cruel, como el de mancillar su integridad física. “Terminamos siendo violadas por los otros presos, o nos tratan como sus empleadas. Tuve que dejar de bañarme por seis meses y declararme loca para que nadie se me acercara”, revela.

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Las jóvenes también comparten los quehaceres de la casa.Amelia Andrade

El de Odalys es uno de los centenares de grupos informales que luchan por la comunidad diversa. En el país no hay cómo establecer un número exacto de agrupaciones, pero solo en la Federación Ecuatoriana Organizaciones LGBTI hay 78. Las cifras son ambiguas y escasas cuando se habla de la comunidad, apunta Diane Rodríguez, quien está frente a la Federación.

La Primera Investigación sobre Condiciones de Vida e Inclusión Social de Población LGBTI (Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transgénero, Transexuales, Travestis e Intersexuales) en Ecuador se realizó en 2013. Primera y última. Pero no da datos exactos, ya que, según explica el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), es una “población oculta”.

Para Rodríguez, no es correcto desconocer el activismo de otras personas, grupos y movimientos. “O tampoco es bueno decir ‘eso a mí no me beneficia’, porque eso sería ser egoísta. No se pueden abarcar todas las luchas”, apuntó.

Hay mujeres trans como Lorena Acosta, quien es propietaria de un centro estético en el norte de Guayaquil, que sienten que lo que hacen varios colectivos no beneficia directamente ni a corto plazo a algunas minorías.

Para ella, una ayuda ideal sería gestionar talleres sobre biopolímeros, hormonización, mejorar el sistema de atención en salud para las mujeres trans. No obstante, por ejemplo, aunque dice que no se casaría por nada del mundo, una pelea ganada, como la del matrimonio igualitario -legal en Ecuador desde el 12 en junio de 2019- es algo que beneficia y visibiliza a toda la comunidad.

Diana Maldonado, quien es activista desde hace más de 10 años y ha sido parte de diversas organizaciones para gestionar proyectos, explica que las batallas por las que aún tienen que pelear los LGBTI son, al igual que la misma población, diversas. Por ello, hay tantos colectivos con diferentes banderas. Recalca que es el Gobierno el que debe procurar que se cumplan los derechos para todos, y que los colectivos abanderan luchas particulares para vigilar y procurar la igualdad de derechos.

Reconoce que hay discrepancias entre unos y otros, pero no devienen de las luchas como tal, sino de lo que ella llama “corporativismo gay”. Esto quiere decir, detalla, que la mayoría de organizaciones grandes y que reciben más recursos para ejecutar proyectos están lideradas por gais. “Casi no se ven organizaciones grandes lideradas por mujeres, porque el dinero (asignado para proyectos) es menor y atraviesan por diversas necesidades. El tema de mujeres está invisibilizado”, comenta.

Y una de estas dificultades, añade, es que hay diversos grupos que no están constituidos legalmente, y por eso se complica la tarea de recibir recursos.

Maldonado también ve otra traba que aumenta la invisibilización de ciertos colectivos y es que muchos de ellos no acuden a los plantones y marchas que se convocan. “Hay personas que, por ejemplo, dicen ‘no, no voy a eso porque lo que quiero es trabajar y no casarme’, porque creen que el matrimonio fue una lucha de privilegios, pero es un derecho”, menciona.

No obstante, recalca que sin importar la posición socioeconómica, “en el Ecuador no hay personas de la población LGBTI que no hayan pasado por la discriminación, así la veas como alguien ‘privilegiada’”, apunta. Incluso, dice que quienes se visibilizan en el activismo están más expuestos a ser discriminados.

Y aunque muchos, como dice Odalys, no tienen más motivos para ponerse todos los colores del arcoíris encima y prefieren el luto, Lorena piensa que la unidad, la empatía y seguir visibilizando las luchas de cada grupo es lo que hará que poco a poco en el Día del Orgullo no haya escala de grises, sino una explosión de color.

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