Se dan las primeras diligencias legales para que el Instituto Nacional de Higiene (INH) Dr. Leopoldo Izquieta Pérez recupere su autonomía y las funciones que tenía antes del 30 de agosto de 2012, cuando un decreto ejecutivo dispuso su escisión.

Ayer, en Guayaquil, el asambleísta electo, Luis Almeida, presentó ante la Corte Constitucional una demanda de inconstitucionalidad del Decreto 1290, que fue firmado por el entonces presidente Rafael Correa.

A través de esa disposición, el INH, que tenía entre sus tareas la investigación científica, elaboración de vacunas y el control sanitario, entregó sus funciones y derechos a dos nuevos organismos públicos: la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) y el Instituto Nacional de Salud Pública e Investigaciones (Inspi).

En la demanda interpuesta se arguye que ese decreto afectó el principio de legalidad y el derecho a la seguridad jurídica en conexión con el derecho a la salud.

Teniendo en cuenta el rango normativo para la creación del INH y su posterior inclusión en la Ley Orgánica de Salud, la afectación de la estructura y competencias de ese organismo solo podían ser modificadas a través de una herramienta normativa con el mismo rango (ley orgánica u ordinaria), señala la demanda interpuesta por Almeida.

“El actual Gobierno tiene que dejar sin efecto ese decreto. El presidente Moreno me ha dicho que ya están en eso, pero que hay ciertas observaciones jurídicas al asunto”, refiere el demandante.

El Instituto de Higiene fue creado en 1941, mediante una ley aprobada por el Congreso de esa época. Voces de médicos que se suman a la exigencia de que el organismo científico recupere sus antiguas funciones, resaltan las repercusiones que a su criterio, su escisión ocasionó en la situación de la salud pública del país.

Luiggi Martini, exdirector del INH, recuerda que la entidad tenía a su cargo la producción de biológicos, el diagnóstico y vigilancia epidemiológica, elaboración de vacunas del área veterinaria y el registro y control sanitario.

“Si la institución hubiera seguido existiendo, con toda seguridad Guayaquil y el país no hubieran tenido los miles de muertos en esta pandemia, porque hubiéramos hecho la vigilancia epidemiológica y entregado las directrices que el Ministerio de Salud debía aplicar”, sostiene el médico.

Reseña que el organismo producía millones de vacunas para distintas enfermedades. “Cuando desaparecen al instituto, paralizan la producción de biológicos y crean Enfarma, que fue un desastre; la investigación científica se la llevaron a Yachay, que también ha sido un fracaso”, cuestiona.

El exministro de Salud, Francisco Andino, considera que el INH jamás debió ser extinguido. Cree, por ejemplo, que en las actuales circunstancias que afronta el Ecuador por la pandemia, el INH estaría en capacidad de controlar los tipos de vacunas que ingresan y los tipos de pruebas de diagnóstico que se realizan.

“El organismo hubiera sido el que haga el control laboratorial y se podía haber puesto un alto a estos grandes negociados que ha habido en la venta de esas pruebas, que no tienen ni la certificación ni la especificidad para ser comercializadas”, subraya Andino.

DETALLES

Funciones

La ley que creó el INH le confirió responsabilidades de tipo científico, sanitario, educacional y comercial. La entidad pública tenía su sede en Guayaquil.

Observación

Una de las consecuencias de haber modificado la estructura del INH es que ni el Arcsa ni el Inspi constan actualmente la Ley de Salud, dice la demanda.

Petición

En su diligencia ante la CC, el asambleísta electo Luis Almeida solicitó que se señale fecha y hora para ser oído en audiencia en el pleno de ese organismo.