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Recuerdo. Mónica Mora señala el puesto en el que habitualmente se sentaba su padre cada vez que la visitaba en su casa.amelia andrade

“Duele mucho, como si hubiese sido ayer”

Las pérdidas por COVID-19 duelen tanto como una muerte violenta Tras un año, aún cuesta la aceptación Expertos recomiendan identificar procesos

Seis días de diferencia. El lunes 13 de abril de 2020 Mónica Mora perdió a su padre por COVID-19. No asimilaba bien dicho dolor cuando el domingo 19 de abril fue su mamá la que dejó de existir.

Mora considera que vive un proceso muy difícil para salir adelante, pues sus padres eran el principal apoyo de una numerosa familia y desde su partida cambió la agenda de este grupo que se reunía constantemente y que a su vez se encargaba de los menores de la casa.

“A pesar de que ya vamos para dos años, duele mucho, como si hubiese sido ayer. Hacen mucha falta. Fue un golpe muy duro que nos cambió la vida a todos. Fue una catástrofe, porque de parte de mi papá eran cinco hermanos y solamente quedó uno. Mi tía por parte de mamá también murió. Nadie se imaginó una situación así, que nos ha dejado traumados hasta hoy”.

Mora asegura que se cuida y cuida más que nunca a los suyos. Las salidas no son iguales y por ende tampoco las reuniones en Navidad y fin de año. Ella y sus dos hermanas prefirieron tener estas últimas celebraciones cada una en su casa con sus familias, para evitar el llanto y el dolor. Sin embargo, reconoce que la pérdida las unió más que nunca y ahora están pendientes la “una de la otra”.

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Así también, Julia Moscoso, quien perdió a “su comadre y mejor amiga”, Martha Valdez, en abril de 2020 y aún llora su partida. Tenían más de 30 años de amistad cuando la pandemia las separó.

“Es irreparable, nunca se va a llenar ese vacío, es como que ella estuviese siempre conmigo. Se vive, se trata de seguir, (pero) cada que me acuerdo yo lloro, no lo puedo evitar. Me reconforta cuando le hacemos oraciones”.

El psicólogo José Buchelli señala que el duelo por COVID-19 y el de un asesinato tienen la misma intensidad de sufrimiento y dolor, porque la pandemia fue una situación sorpresiva, desde el descubrimiento de la enfermedad, agravada por el hecho de que no hubo contacto físico en los últimos días de vida y adicionalmente se evidenció una especie de miedo colectivo en las personas. “En estos casos es bueno hacer una memoria emocional que les permita entender todos los aspectos positivos que pasaron y que logren realmente esta aceptación ideal”.

El duelo sirve para reestructurar la relación con la persona que se fue. Un tema de cambio.

Patricio Santamaría, psicólogo

Por su parte, el psicólogo Patricio Santamaría indica que también es importante identificar en qué proceso está la persona. “Una cosa es el duelo y otra el enlutamiento. El primero transita por el dolor y es un aprendizaje; pero el segundo se queda melancólico en el dolor, no lo quiere procesar porque siente que lo va a olvidar o perderlo por completo”.

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Angustia. Érika Vera, mientras esperaba a su hermana en los exteriores de la Policía Judicial para cumplir con los trámites y retirar el cuerpo de su hermano.CHRISTIAN VINUEZA

Buchelli destaca también que se tiene que considerar el tipo de relación afectiva con el fallecido. “Si tengo cargo de conciencia, este duelo va a aumentar la situación conflictiva y puede hacerme mucho daño, mayor del que puedo llevar”.

No obstante, el psicólogo Bernardo Arauz recomienda lo siguiente a los familiares de las personas que ya tienen más de un año en el proceso de luto o duelo: “No puedo permitir que la emoción les domine todo el tiempo, (hay que) acompañarlos bajo ciertos límites, donde pueda decir ‘Terminé aquí el momento, sigo con mi vida’. Si no, entrar a tratamiento psicológico, si requiere ayuda de un profesional”.

Procesos

Tiempos

Luego de un año de haber sufrido la pérdida de un familiar, el psicólogo Bernardo Arauz recomienda estar pendiente de las personas afectadas, porque pueden señalar eventos paranormales. “Ellos dicen que los vienen a visitar en las noches, que los escuchan o más. Son proyecciones del conflicto emocional”.

Desarrollo

El duelo puede ser llevadero, siempre y cuando las personas que rodean a la más afectada sirvan de soporte. El psicólogo José Buchelli detalla que primero debe tomarse como un elemento propio de la vida y luego como una “memoria emocional que les permita guardar los aspectos positivos y que logre la aceptación que se busca”.

Tiempos

Un dolor que sana. El psicólogo Patricio Santamaría señala que el duelo sirve como agente de cambio en el individuo. “Podemos sentirnos tristes, muy mal, pero procesamos la experiencia y seguimos con nuestras vida”. Santamaría señala que se puede llevar una relación con los buenos recuerdos vividos.

El detalle

Luto. Deudos de personas fallecidas con COVID-19 en 2020 mantienen intacto su dolor. Expertos señalan que el trauma es similar al de una muerte violenta. 

El dolor está latente, los familiares luchan por pasar el trago amargo

Rodolfo Peña tiene 21 años y hace ocho meses la COVID-19 le quitó a su padre. Una vez terminado el 2020, pensó que lo más grave de la pandemia había pasado, hasta que la enfermedad tocó a su familia.

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Nostalgia. Rodolfo Peña simula un contacto visual con una fotografía de su padre. Señala estar orgulloso de las condecoraciones que recibió en la Comisión de Tránsito.freddy rodríguez

Su padre tuvo casi un mes de sufrimiento con el virus, no podía respirar y esperó por camas UCI en tres casas de salud. Y cuando al fin encontró una, murió 15 días después de una aparente mejoría, según los doctores.

“Este tiempo ha sido muy difícil porque desde que se fue, la familia quedó dividida. Mi papá dejó varios bienes y mis hermanos se pelearon con mi mamá por tenerlos. Ella sí salió de UCI y quiso vender una casa, pero mis hermanos no se lo permitieron y ahora estamos peleados con demandas”.

Rodolfo resalta que lo más difícil es “desacostumbrarse” a no pasar tiempo con su papá, porque al ser un jubilado tuvo la oportunidad de sentir su compañía en 2020 en gran parte del tiempo. Ahora no solo llora su partida, sino la división familiar. Hoy tramita la renovación de una visa para estudiar y trabajar en el extranjero y así superar el dolor lejos de su tierra. Además perdió su empleo poco después del deceso de su papá.

Érika Vera también sufrió un violento arrebato. Ella es hermana de un privado de libertad de la Penitenciaría del Litoral asesinado en la masacre del 29 de septiembre. Ella fue hasta la Policía Judicial para realizar los papeleos y retiro del cadáver de su hermano el pasado 3 de octubre, luego de ser notificada por teléfono que identificaron a su familiar.

“Es un dolor indescriptible, más aún cuando le tocaba salir en libertad el 8 de octubre. A mi mamá le afectó mucho. Hay días que no come, anda deprimida y bueno, es que ella vivía con él antes de que cayera en prisión”, narra.

Vera y su familia no quisieron detalles de cómo murió, solo querían sepultarlo y cerrar este “capítulo” de su vida. No obstante, dice que ese mismo pedido ahora la tortura, porque continuamente le vienen preguntas al tratar de imaginar cuánto sufrió antes de morir.

Peña y Vera coinciden en sentirse desilusionados del 2021, pues esperaban mejores “escenarios y situaciones que el 2020”. El psicólogo Patricio Santamaría identifica que primero se debe “desestructurar el trauma”, estrés o cuadros de depresión, para llegar al duelo y el proceso respectivo.

“Esto se hace como un nudo que después no van a poder desatar. Y deben hacerlo para luego sobrellevar el dolor. De ahí, entender cómo llevan sus emociones y qué se construyó con esa persona. Es importante aprender a ubicar a esa persona en donde no nos genere dolor. También hay que entender si esto lo voy a poder sobrellevar solo o si necesito ayuda profesional”.