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Nathalie Viteri
Debate. La asambleísta socialcristiana fue aclamada por su estilo histriónico y textualmente indigerible.Asamblea Nacional

La conjura de los zafios

Instantáneas legislativas: la socialcristiana Nathalie Viteri impone un nuevo estilo parlamentario en el que los gestos, las payasadas y las interjecciones sustituyen con ventaja a las ideas

1. Despliegue histriónico en el salón plenario

“Me causa alegría”, concluye su desenfadada intervención la asambleísta socialcristiana Nathalie Viteri: “Me causa alegría que el excontralor, que además según las comparecencias a nuestra comisión del que ahorita dice que es contralor subrogante nombrado desde la cárcel, que no podría ser porque el COIP lo prohíbe, así que no tenemos contralor tampoco, lo nombró desde el 25 de junio, así que él mismo ya salió desde el 25 de junio porque lo dejó nombrado contralor y renunció el 5 de julio, o sea todo esto es un enredo, así que sí, sí me alegra”. Aplausos, vítores, bravos, risas de aprobación, aclamaciones... A sus colegas les fascina. Sin embargo... ¿Qué es que dijo?

Hace tiempo, cuando el parlamentarismo ecuatoriano contaba con nombres brillantes, solía publicar el entonces Congreso Nacional sus famosos Diarios de Debates, que no eran sino las transcripciones de las intervenciones de los diputados en el Pleno. Valía la pena leerlos. Pero leer a Viteri sería una ocupación inútil. Sus frases inconclusas, que se amontonan a martillazos una tras otra, como si comenzara a hablar y se le atropellaran las ideas y olvidara para dónde iba y se le descalabrara la gramática, básicamente no significan nada: son una acumulación de sinsentidos.

Mientras habla escenifica un personaje: mueve los brazos como aspas de molino, arruga la boca, abre descomunalmente los ojos, se retuerce... Ensaya también diferentes tonalidades de voz casi siempre en el registro de la sátira. En eso y en su colección de interjecciones (“chhh”, “iiiii”, “jmmm”...) reside la voluntad de comunicar de Nathalie Viteri. ¿Comunicar qué? No ideas, por supuesto. Apenas un estilo.

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2. Argumentos jurídicos con pimienta y ají

El estilo que con gran dominio escénico encarna Nathalie Viteri es el de una cierta bacanitud a medio camino entre lo colegial y lo penitenciario: es el estilo de la chica popular por abusadora. La reina del bullying. En esta ocasión, el objeto de sus burlas fue el asambleísta de CREO Diego Ordóñez, al que nunca nombró pero sí ridiculizó con alusiones hirientes que tampoco llegaron a configurar una sola idea discernible.

El contexto es la sesión del Pleno en la que se aprobó el juicio político al excontralor Pablo Celi. Con la proverbial grandilocuencia de estos pagos, muchos asambleístas calificaron la jornada de “histórica”. Ordóñez les replicó que no era para tanto. Se convirtió entonces, en el discurso de Viteri, en el No-es-para-tanto, frase que pronunciaba ella con impostada voz de pelmazo que hacía reír a su bancada.

Había dicho también el legislador de CREO, a propósito del cargamontón sobre el presidente de la Comisión de Fiscalización, Fernando Villavicencio, que no era verdad que su atraso en la presentación del informe sobre Pablo Celi pusiera en riesgo el juicio político. “Esos argumentos -dijo con serenidad- no se sostienen en el texto de la ley”. Y citó el recién reformado artículo 82 de la Ley Orgánica de la Función Legislativa que cabalmente previene ese tipo de atrasos y los subsana.

Respondió Viteri con esta sesuda argumentación jurídica: “Llevamos aquí ya diez horas hablando de este tema porque aquellos que no-es-para-tanto no hicieron bien su trabajo, ¿no? Y además, ¡chhh! ¿Cuál es el problema? Si además lo que hizo la Comisión de Fiscalización, y nos regresó a ver, no está en la ley, dice, ¿ah?, este olvido. Dónde están los artículos, dijo, ¿cierto? Yo le puedo decir dónde. 80, último inciso. 82, lo nombró iiiii, le iba a decir shhh, ese no lo diga shhh, ese no lo diga le iba a decir porque shhh, ese mejor ni lo nombre”.

Y luego: “Argumentación forzada, les dice, a todos los que están hablando del fallo terrible, porque hay que dejarlo claro, sí juicio político, indudablemente, porque sería terrible, vergonzoso, bochornoso y todo lo terminado en oso”. Aplausos, vítores, bravos, risas de aprobación, aclamaciones... A sus colegas les fascina.

Guadalupe Llori, agosto 2021

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3. La zafiedad gana por goleada en el pleno

Diego Ordóñez se caracteriza por su estilo sereno e ilustrado. Una vez terminada la intervención de Nathalie Viteri, reclamó su derecho a la réplica. Exigió altura en el debate, rechazó las alusiones irrespetuosas e insultantes y recordó al Pleno que él jamás ha insultado a nadie. Mientras hablaba se escuchaban abucheos, risas de desprecio, bufidos, cacareos...

Contrarréplica de Viteri. Se acomodan los socialcristianos en sus asientos, sabedores de que algo bueno está por venir. Así ocurría en legislaturas anteriores, cuando pedía la palabra su hermana Cynthia. Sólo que Cynthia era una oradora articulada y con ideas. “Le quiero decir al señor Ordóñez que en ningún momento lo he insultado -responde la socialcristiana-, lo que él sí hace cuando ofende a todos y cada uno de los asambleístas cuando toma la palabra. A todos. Porque siempre los minimiza lo que dicen, lo que piensan, lo que aseveran”.

En otras palabras: es precisamente el estilo sereno e ilustrado del legislador de CREO lo que Nathalie Viteri y muchos otros perciben como insulto. Ilustrado, ¿cómo se le ocurre? La ruidosa ovación que siguió a la contrarréplica terminó de enterrar en el oprobio a Diego Ordóñez. Fue el triunfo de la bacanitud sobre la niñería; del bullyng sobre las ideas; del bullicio sobre la serenidad. Fue la apoteosis de la conjura de los zafios.