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Chocó de Ecuador pierde el equivalente a 100 campos de fútbol cada día

El Chocó abarca territorios de Panamá, Colombia y Ecuador.  Alberga más especies de plantas por kilómetro cuadrado que cualquier otro lugar en América

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Odontomachus davisoni, nueva especie de hormiga descrita en el Chocó ecuatoriano en julio de 2020.
MONGABAY / Philipp Hönle

Desde 1938 Ecuador ha perdido más del 98 % de sus bosques nativos costeros en la región del Chocó biogeográfico, los cuales, en su mayoría, han sido convertidos en plantaciones de palma. Este preocupante panorama es expuesto por la Fundación Jocotoco, una ONG creada en 1998 para proteger áreas de importancia crítica para conservación de aves endémicas y amenazadas del Ecuador.

El Chocó ecuatoriano se acercaría así rápidamente a un abismo de extinción si otras 100.000 hectáreas de estos bosques costeros son deforestados, precisa Michael Moens, director de conservación de la Fundación Jocotoco. “Entre el 2010 y el 2015, el Chocó por debajo de los 400 metros sobre el nivel del mar (msnm) ha sufrido una pérdida de más de un millón de hectáreas. Es una locura, cada día se pierde en promedio el equivalente a 100 campos de fútbol”, indica Moens.

El Chocó biogeográfico —que viene de Panamá, pasa por la costa Pacífica de Colombia y termina en el norte de Ecuador— es considerado un hotspot  de biodiversidad. De hecho, la región alberga más especies de plantas por kilómetro cuadrado que cualquier otro lugar en América. Además, es el hogar de miles de especies de pájaros, anfibios, reptiles, invertebrados  y especies endémicas como el mono araña de cabeza marrón (Ateles fusciceps) o el guacamayo verde mayor (Ara ambiguus guayaquilensis).

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El alto grado de vulnerabilidad del Chocó ha llevado a que varias ONG internacionales se unan con la Fundación Jocotoco en la campaña mundial #SaveTheChocó, que busca recaudar 15 millones de dólares para comprar tierras privadas en Ecuador y así conectar las reservas de Canandé y Tesoro Escondido —propiedad de la Fundación Jocotoco— con el Parque Nacional Cotacachi-Cayapas, creando un corredor ecológico y un área protegida de 300 000 hectáreas —diez veces más grande que el Parque Nacional Cotopaxi y significativamente más extensa que cualquier área protegida en el occidente de Ecuador—.

AHORA O NUNCA

Para salvar al Chocó, Jocotoco pretende comprar los predios de pobladores locales que tienen títulos de propiedad en esa región del país. Se trataría de cerca de 23 000 hectáreas. “Al crear este corredor del Chocó tendríamos una zona de protección desde los 100 metros sobre el nivel del mar (msnm) hasta los 5000 msnm, justo en la punta del volcán Cotacachi. Y esto es un precedente increíble, porque no hay ninguna área protegida en el oeste de los Andes que proteja un gradiente tan grande”, dice Michael Moens.

Hay poco tiempo para evitar la desaparición de los bosques costeros del Chocó en Ecuador. Según Moens, la conexión es importante para especies que están sumamente amenazadas y que, debido al cambio climático, ya han cambiado su rango de distribución hacia una mayor altura. “Existe una especie de loro que ha subido 300 metros en su distribución. Es increíble, por eso es importante crear corredores altitudinales”, insiste Moens.

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En el Chocó de Ecuador quedan apenas 40 jaguares.
MONGABAY/ F. Sornoza

Es difícil exagerar en lo que respecta a la importancia del último 2 % del Chocó costero ecuatoriano. Se trata de un ecosistema tan biodiverso como la Amazonía pero mucho más amenazado, un bosque con tantas especies aviares como toda Europa y con más especies vegetales que cualquier otro lugar en América. Salvar el Chocó significa salvar un lugar donde un 25% de la flora y un 10% de la fauna es endémica”, asegura Charlotte Beckham, responsable de Programas de Conservación de la organización World Land Trust que apoya la campaña para recaudar fondos de la Fundación Jocotoco.

La preocupación por la degradación del Chocó biogeográfico ecuatoriano es un tema del que se viene hablando hace muchos años. Si bien la parte costera es una de las más afectadas, todo el ecosistema está en peligro.

Un reporte de 2019 del Proyecto de Monitoreo de la Amazonia Andina ( MAAP, por sus siglas en inglés), una iniciativa de la organización Conservación Amazónica (ACCA), revela datos que dan cuenta de las altas tasas de deforestación. La principal cifra es alarmante: 61 % (1.8 millones de hectáreas) es la pérdida histórica de bosque en el norte del Chocó ecuatoriano en sus tres rangos de elevación, alto (superior a 1000 msnm), medio (entre 400 y 1000 msnm) y bajo (menos de 400 msnm).

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El único nido de águila harpía del oeste de Ecuador se ubica en las reservas Canandé y Tesoro Escondido.
MONGABAY / Michael Moens

MAAP coincide con la Fundación Jocotoco en que el mayor peligro está en las tierras bajas. Según su reporte, el bosque bajo del Chocó ecuatoriano es el que más ha sufrido pues se ha perdido un 68 % (1.2 millones de hectáreas), de acuerdo con los análisis hechos con datos del Ministerio del Ambiente, anteriores al 2017, y de la Universidad de Maryland para el 2017 y el 2018.

La protección del Chocó biogeográfico ecuatoriano se ha vuelto una necesidad debido a las fuertes presiones que enfrenta. “La zona también ha sido afectada por talas selectivas financiadas por grandes empresas madereras y luego esos bosques, a los que se les ha extraído la madera de calidad, poco a poco se han ido degradando y cambiando a otros usos del suelo”, le dijo Carmen Josse, directora científica de la Fundación Ecociencia a Mongabay Latam el año pasado.

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UN TÍPICO PAISAJE DEL CHOCÓ ECUATORIANO.MONGABAY / Humberto Castillo

Si todo lo anterior ya es señal de grandes preocupaciones, modelos matemáticos recientes de la Fundación Jocotoco pronostican que un tercio de las especies de la región se perderán para siempre con las tasas actuales de deforestación. Por ejemplo, el Chocó protege la última población de jaguares en el oeste del Ecuador, donde se estima que quedan alrededor de 40 individuos.

Las reservas Canandé y Tesoro Escondido, propiedad de Jocotoco, protegen a 37 de las 62 aves endémicas del Chocó. También protegen una población núcleo del mono araña de cabeza café —En Peligro Crítico según la Lista Roja de la UICN— del cual se estima quedan menos de 500 individuos y pertenece al grupo de los 25 primates más amenazados del mundo. “Una población como esta necesita del corredor altitudinal que queremos crear con la compra de predios porque así tendrá la oportunidad de juntarse con otras poblaciones. Es una especie que nunca vas a encontrar en potreros, depende exclusivamente de bosque primario y dispersa semillas de más de 28 especies de árboles”, dice Moens.

UNA META AMBICIOSA

Hace solo dos meses que Jocotoco hizo pública su campaña para recibir donaciones y poder comprar predios en el Chocó ecuatoriano, los cuales serán destinados a conservación. Ya recolectaron cinco millones de dólares, en gran parte gracias a aportes de ONG internacionales.

Además de esto, la organización World Land Trust consiguió 500 mil libras esterlinas (poco más de 650 mil dólares) con las que se podrán comprar cerca de 700 hectáreas. “Si con nuestra ayuda y la de otras organizaciones Jocotoco logra hacerse con todo el bosque que están ahora en posición de comprar, se pondría en marcha una transformación extraordinaria para el Chocó ecuatoriano. Si la adquisición sale adelante, nuestro socio conectaría un total de 23 000 hectáreas con reservas ya existentes, creando un santuario natural de casi 300 000 hectáreas, un área protegida tan grande como el Parque Nacional de Yosemite [en California, Estados Unidos]”, dice Charlotte Beckham de World Land Trust.

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Cuco hormiguero escamoso.
MONGABAY / Dušan Brinkhuizen

Aun así la campaña sigue abierta pues cada hectárea a adquirir puede costar entre 500 dólares y 700 dólares. Es decir, si se quieren comprar 23 000 hectáreas se necesitarían entre 11,5 y 16,1 millones de dólares.

La Fundación Jocotoco suele recibir más del 99% de los aportes del extranjero, pero en esta campaña han estado sorprendidos porque muchas donaciones provienen de gente ecuatoriana, a pesar de la crisis económica causada por la pandemia. Tanto Jocotoco como World Land Trust se muestran esperanzados pero saben que no hay tiempo que perder: “es muy urgente, sino las podemos proteger en un lapso de un año [las 23 000 hectáreas], vamos a perder este bosque y la única oportunidad de proteger el último remanente del Chocó bajo en el Ecuador”, dice Michael Moens.