La comunidad ofrece la chicha como símbolo de bienvenida a quienes los visitan. Por tanto, se debe beber esta chicha con mucho agrado, una simple muestra de cordialidad correspondida.

La chicha de yuca ya no se mastica, se amasa

El proceso de la chicha ya no es secreto en las comunidades indígenas. Incluso es parte de la convivencia entre los turistas y los nativos de las comunas. Paola Ortiz, habitante de Tena, asegura que su elaboración es compleja y que solo puede ser hecha

Si no acepta la chicha es como un desprecio a la comunidad. La advertencia no deja lugar a dudas.

El viaje ha terminado. La comunidad Unión Mayuna, ubicada a 30 minutos en canoa por el río Napo, espera por los visitantes. La comunidad pertenece al cantón Tena, pero solo se llega por vía marítima.

Tatiana Andes, una joven de 22 años, es la encargada de dar la bienvenida a los turistas y lo primero que hace es sacar un chilpe (mate) y repartir la bebida. Su sabor es algo picante y, a quienes la prueban por primera vez, les recomienda que filtren con sus dientes los pedazos de yuca.

“Esta bebida es considerada una gran fuente de energía. Las mujeres mastican la yuca y la depositan en la batana (cacerola de madera) para hacer la chicha”, expresa la joven. Al observar gestos de desaprobación, de inmediato, sin dejar de sonreír, aclara que aquello se hacía tiempos atrás y que en la actualidad se macera la yuca para hacer la bebida.

Clemencia Echeverría nunca había probado la bebida. Al principio lo dudó, pero no se fue de la comunidad sin probarla. “Tiene sabor raro, pero se deja beber”, manifestó la turista que llegó de Los Ríos.

El proceso de la chicha ya no es secreto en las comunidades indígenas. Incluso es parte de la convivencia entre los turistas y los nativos de las comunas.

Paola Ortiz, habitante de Tena, asegura que su elaboración es compleja y que solo puede ser hecha por las mujeres.

Para producir esta bebida es necesario pelar la yuca y cocerla hasta que quede blanda, entonces se la machaca (en ciertos lugares aún se conserva la costumbre de masticar la yuca) hasta que quede con una contextura de masa.

Después se la mezcla con el agua en la que se la cocinó, a la que se añade camote rayado. Esta preparación debe dejarse fermentar al menos durante un día -es lo que da a la chicha su sabor típico-. Entonces está lista para tomar. “Se debe procurar no dejarla fermentar más de cinco días porque el sabor se vuelve muy fuerte que puede emborrachar solo con el olor”, expresa Tatiana.

Leo, habitante quichua, dice que los hombres no salen al bosque o a sus faenas diarias sin tomar, en dos grandes “pilches” de casi un litro, su chicha de yuca. Con este único alimento, ellos conservan sus fuerzas y trabajan, caminan o cazan hasta el mediodía cuando la toman otra vez. Por la tarde la dosis se repite. (F)