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Cambió el viento y se salvó el dólar

El correísmo y Pachakútik se opusieron a la ley de defensa de la dolarización. PAIS, tras las elecciones, cambió de idea.

Tuit de Rafael Correa sobre aprobación de la ley de defensa de la dolarización, 22 abr. 21
Twitter. Imagen que Rafael Correa compartió la noche del jueves: en el croquis de la votación final, trazó un corazón a mano alzada sobre su bloque.EXPRESO

Los correístas libraron (y perdieron) su última gran batalla de esta legislatura. La llamada ley de defensa de la dolarización, aprobada esta semana contra todo pronóstico por la Asamblea Nacional, es una forma de decirles que todo lo que hicieron en materia de políticas monetaria y financiera fue un desastre. A tal punto que no queda más remedio que borrarlo todo y empezar de nuevo. Se trata de un paquete de reformas al Código Monetario y Financiero del gobierno de Rafael Correa para cambiar todo aquello que hizo del Ecuador un país sin ahorros ni reservas. Si el correísmo manejó el Banco Central a su antojo y lo convirtió en una caja chica del Ejecutivo, la nueva ley le devuelve la autonomía y le impide entregar dinero a cambio de papeles. Si el correísmo eliminó los cuatro balances que garantizaban que todos los pasivos del Central (es decir, los dólares ahorrados en el sistema financiero ecuatoriano) tuvieran un respaldo en la reserva internacional, la nueva ley los reestablece. Si el correísmo produjo un descalce de 6.600 millones de dólares en las cuentas, la nueva ley fija un calendario para cubrirlo. Por eso la bancada de la Revolución Ciudadana se opuso tenazmente. ¿Con qué cara? Con la de siempre: la máscara ideológica.

Segundo debate de la ley de defensa de la dolarización, 22 abr. 21

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“¡Esta ley es el jinete del Apocalipsis!”, clamó Rodrigo Collahuazo. Así lo resumió todo. Basta que la quiera el Fondo Monetario Internacional para que no pueda ser peor: ley inconstitucional, dijeron, pues despoja al presidente de la República de la jefatura de las políticas monetarias y financieras; y privatizadora, porque entrega esas políticas a los banqueros que integrarán la Junta Monetaria y la Junta Financiera que fueron creadas. Casi la mitad de los 27 asambleístas que tomaron la palabra en el debate, entre el miércoles y el jueves de esta semana, fueron correístas y repitieron idéntico libreto. No cambiaron de argumentos aunque fueran desmentidos: ¿inconstitucional? Lo que establece la Constitución, explicó Luis Pachala (CREO), es que el manejo de las políticas monetaria y financiera corresponde al Ejecutivo, no al presidente, y las juntas monetaria y financiera que crea la ley son, precisamente, parte del Ejecutivo. ¿Privatizadora? Los miembros de las juntas (tres para cada una) serán designados por la Asamblea.

Lleno de perlas estuvo el debate: ¿para qué quieren un respaldo de los depósitos?, se preguntó Hermuy Calle: “¡los dólares se respaldan solos!”. Su colega Juan Cárdenas rizó el rizo de semejante hallazgo: según él, el descalce no existe, “es un concepto ideológico de los neoliberales que obedecen a la agenda impositiva del Fondo Monetario Internacional”. Esteban Melo, que de manejar dinero entiende mucho, pues lo presta, hizo alarde de su originalidad y criticó “el bobo aperturismo” que según él implica el inminente ingreso del país a la Alianza del Pacífico. Lo sabe, dijo, porque hizo su tesis sobre integración latinoamericana. Finalmente, y de vuelta al tema del debate, Pabel Muñoz advirtió que la nueva ley permitirá el enriquecimiento de un puñado de banqueros por manejo fraudulento de información privilegiada.

¿Quiere que le diga qué es información privilegiada?, pasó a la carga Fernando Callejas, que no perdona una. Y se puso a contar la historia de los pativideos: “Se dijo que no se iba a pagar la deuda externa en bonos y el valor de los bonos cayó a la mitad o menos. A la semana pagaron y los bonos subieron de valor, pero en el ínterin estos sinvergüenzas ya habían comprado una gran cantidad de bonos y se ganaron centenas de millones de dólares. Eso es información privilegiada”.

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El debate se desarrolló ante el estruendoso silencio de los recién aliados (para la próxima legislatura) Izquierda Democrática y Pachakútik. Los primeros terminaron votando a favor de la ley aunque no movieron un dedo para defenderla. Los segundos no la atacaron pero votaron en contra, como les instruyó Pablo Dávalos, su economista de confianza, quien acostumbra a hablar de esa bancada como si fuera suya.

La votación final fue de 86 asambleístas a favor, 41 en contra, 7 abstenciones y un voto en blanco (el de María Mercedes Cuesta). No fue fácil. Si no fuera porque los asambleístas de Alianza PAÍS son una veleta, esta ley no se aprobaba nunca. Antes de las elecciones, cuando acababan de romper con el presidente de la República y expulsarlo del partido, el corazoncito de los otrora oficialistas latía con fuerza por el correísmo. Después del triunfo de Andrés Arauz en la primera vuelta, ese enamoramiento se convirtió en pasión. Fue entonces cuando el proyecto de ley de defensa de la dolarización fue rechazado, con sus votos, en el Consejo de Administración Legislativa (CAL). Por inconstitucional, alegaron, como si un órgano administrativo pudiera calificar la constitucionalidad de una ley. Así como el presidente de la República a veces veta nuestras leyes, dijo poco más o menos el presidente César Litardo, así también nosotros tenemos el derecho de vetar las suyas. Finalmente, Guillermo Lasso ganó las elecciones y los de Alianza PAIS cambiaron milagrosamente de parecer. Pero que nadie les acuse de incoherentes, ellos siempre votan de la misma manera: a favor de quien sea que tenga el poder en ese rato.

Por lo demás, no sólo adentro de la Asamblea, también afuera se movieron todos los correístas: desde el último troll hasta el primero de la cadena de mando. En los medios digitales de la Asamblea, durante la transmisión en directo de la sesión, por seis horas ininterrumpidas, una tropa considerable de correístas a duras penas alfabetizados despachaba los más zafios insultos de su repertorio y las más vistosos teorías económicas expresadas en frases ininteligibles. Militantes incapaces de hilvanar una idea con otra impartían doctrina sobre el contenido y los alcances de la ley, el papel de los bancos centrales, los caprichos de las reservas monetarias y las perversiones del capitalismo planetario. “Ley de pribatisacion buscan credito a bamquero ladrones del feriado que an matado al pueblo robando las bacunas lagartos gallinazos”. De ahí para abajo.

Inhábiles con las palabras, se daban gusto con los emojis. Hablaba un correísta y la pantalla se llenaba de corazoncitos y pulgares en alto. Correspondía el turno a alguno de los otros y disparaban de diez en diez rostros enrojecidos por la furia. Aparecía José Serrano y se quedaban quietos hasta descubrir con cuál de sus caras se presentaría ahora. Y si los asambleístas en la pantalla eran socialcristianos o de CREO, no paraban: “sinverguensa”, “lacra”, “sanjijuela”, “sorra”… César Solórzano, el vicepresidente que en algún momento quedó a cargo de dirigir la sesión, creyó oportuno solidarizarse con la asambleísta Pinuccia Colamarco, de Alianza PAIS, por las linduras que le estaban escribiendo en la ventana de comentarios. Por último, para coronar a su manera esta explosión de amor ilimitado, el expresidente Rafael Correa, desde el Twitter, depositó su corazón palpitante sobre su bancada en el croquis de la votación final. Oportuno estuvo el recordatorio lanzado por el asambleísta Callejas: “Mire, estimados revolucionarios -dijo-: el odio ya pasó de moda”.

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