Su camiseta blanca quedó manchada de rojo. Entre el susto e impotencia, Javier Murillo no podía creer que su padre fue asesinado. Hace pocos días había llegado al país. Su madre, su pareja -quien tiene seis meses de gestación-, y una clienta quedaron heridas.

El joven venezolano contó que hace dos años instaló el local de comida a pocos pasos de la Policía Judicial, en las calles Letamendi y Los Héroes, en la ciudadela Letamendi, en el sector sur de Ambato.

Con lo que obtenía en las ventas pudo reunir los recursos para traer a sus seres queridos desde Venezuela a Ecuador, pero la noche del domingo vivieron un momento de terror.

Entre llanto, Javier decía a sus amigos que a eso de las 20:30 llegó un cliente a llevarse un pedido y luego de este arribaron unos sujetos a bordo de una moto y de un automóvil.

Los tipos tenían sus rostros cubiertos con caretas de payasos y dispararon al cliente y después por todo el local.

“Corrí y me escondí en un cuarto. Detonó un explosivo. Al poco rato salí y vi a los muertos dentro y fuera del local”, contó el extranjero.

Javier aseguró que por su cuenta trasladó a su madre y a su mujer heridas hasta una casa de salud. El estado de salud de las venezolanas es de pronóstico reservado.

Vecinos pensaron que eran juegos pirotécnicos por la celebración de Aucas por su primer campeonato, pero los gritos de auxilio los hicieron salir y vieron los cuerpos tirados y los daños.

El coronel Luis Villar, jefe de la Subzona de Tungurahua, presume que es una muerte direccionada, al parecer, por disputa entre grupos delictivos. “Al menos cuatro personas participaron en el atentado. Dispararon por 17 ocasiones y también lanzaron una granada”, expresó.

Las víctimas mortales son: Frank Murillo, de 40 años (venezolano), y el cliente, Didier Gutiérrez, de 18 (colombiano).