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Comisión de Fiscalización
Johanna Cedeño (presidente) y Eliseo Azuero (vicepresidente) no volverán a sentarse frente a la Comisión de Fiscalización.ARCHIVO

Asamblea: Bizancio por zoom

Luz verde para reestructurar la Comisión de Fiscalización de la Asamblea. Dos jornadas de debate y cinco votaciones necesitó el Pleno para trazar una ruta. Y eso que todos, en principio, estaban de acuerdo. Todos menos el presidente, César Litardo, que hizo cuanto pudo para complicar las cosas (con bastante éxito, hay que decirlo) y los integrantes de la Comisión actual, que querían mantener el estado de cosas hasta el final de su periodo. No se salieron con la suya: el lunes próximo, el Pleno se volverá a reunir para elegir a los nuevos miembros. La bancada oficialista (si tal cosa existe o existió alguna vez) perderá su mayoría absoluta, el correísmo volverá a sentarse en la mesa tras un periodo de ausencia en la Comisión y todas las bancadas estarán representadas en la misma proporción con la que se encuentran en el Pleno. Por una vez, se portaron salomónicos. Les costó muelas.

La sesión, que pudo ser de trámite, se instaló el miércoles a las tres de la tarde y arrancó con pie izquierdo. Resulta que Litardo, muy comedido, decidió consultar al procurador, Íñigo Salvador, sobre la legalidad de lo que el Pleno estaba por hacer, y traía un informe para mostrar a todo el mundo. Reestructurar una comisión es un asunto administrativo de la Asamblea, una de aquellas cuestiones ante las cuales los procuradores, según manda su propia ley, se abstienen de opinar. Este no solo que no se abstuvo sino que negó el permiso. Baldazo de agua fría por el Zoom.

Lo que siguió fue un debate bizantino que se prolongó hasta las diez de la noche: ¿es el informe del procurador de obligatorio cumplimiento? Bizantino porque el Pleno no encontró mejor manera de resolverlo que sometiéndolo a votación, lo cual equivale a decir: obligatorio cumplimiento mis polainas. Así de absurdo. Por goleada perdió el procurador. La moción, presentada por el integrante de la Comisión Alberto Arias, proponía acoger el informe y dejar las cosas como estaban. Solo el oficialismo, o lo que queda de él, votó a favor.

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Otras tres mociones, a favor de reestructurar la Comisión y con propuestas diferentes sobre cómo hacerlo, fueron también rechazadas. La más vistosa: la de Héctor Yépez. El ultramontano asambleísta de CREO (al menos ahí se encontraba la última vez que le tomaron lista) no planteó una forma para elegir la nueva comisión sino la dio por electa y despachó los nombres, nueve en total, en lugar de 13: dos correístas, dos socialcristianos, nadie de los bloques del BIN y del BADI, el independiente Roberto Gómez y… ¿para qué seguir adelante? Ahí estaba la mayoría. Era la comisión a la medida para cortar la cabeza de María Paula Romo, vieja obsesión que quita el sueño a Yépez y lo tiene a mal andar con su partido.

Ante propuestas como esta suele desatarse el caos en el salón plenario, los indignados gritan y hacen alharacas, el sillón de la Presidencia es invadido por los inconformes y los fotógrafos de prensa alcanzan el orgasmo. En el Zoom no ocurre nada de eso, claro, pero es fácil imaginar el celular de Litardo al borde del colapso. “En la moción del asambleísta Yépez -dijo finalmente el presidente- hay varias bancadas que no están dentro de la reestructuración. Asimismo, he recibido llamadas de algunos asambleístas que no están de acuerdo en participar en esta moción”. En consecuencia, suspendió la sesión hasta el día siguiente.

El día siguiente era ayer. Al mediodía, cuando se reinstaló el Pleno, el acuerdo estaba ya cocinado. Se echó a la basura la osada propuesta de Yépez y se eligió la del correísta Pabel Muñoz, que asegura la representación proporcional de todas las bancadas: cuando no están en el poder, los correístas hasta pueden coincidir con lo que es justo. Todavía falta por ver si de la Comisión se excluye, como pidió encarecidamente Héctor Muñoz (ex SUMA) a quienes tienen cuentas pendientes con la justicia y a quienes tienen planeado presentarse para la reelección. El lunes puede producirse otro debate bizantino sobre estos temas o iniciarse la sesión con los acuerdos correspondientes. De cualquier manera, los días de la actual Comisión de Fiscalización están contados.

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No todo fue culpa de la Comisión

Johanna Cedeño (presidenta) y Eliseo Azuero (vicepresidente) no volverán a sentarse en la Comisión. Ella lavó su imagen: recordó que el fracaso del juicio a María Paula Romo se debió a la inoperancia de los acusadores: ofrecieron 16 testigos de cargo y solo llevaron 4. Dos de ellos, a favor de Romo.

El bochorno se impone

n La Asamblea Nacional ya no puede convivir consigo misma. La sombra de su propio desprestigio, el humillante 2 por ciento de credibilidad que le atribuyen las encuestas, la revelación de que casi la mitad de sus miembros tiene cuentas pendientes con la justicia... Todas esas cuestiones se mencionan a cada paso. El bochorno campea en el Pleno.