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Una celebración de un grupo de doctores en la vía a Samborondón, en la primera semana de diciembre de este año.JIMMY NEGRETE

La alegría de celebrar la vida y la solidaridad

Entre los que festejaron estuvieron los doctores. Algunos estuvieron graves por el coronavirus

Celebrar, ¿festejar qué, en un año todavía marcado por la pandemia, la inseguridad, el sicariato, el desempleo y muertes en la cárcel? Esta fue la pregunta que Diario EXPRESO salió a formular en la calle al ver la tendencia de que las personas volvían a reunirse nuevamente presencialmente, después de estar en contacto más virtualmente o de no participar en una fiesta porque la profesión exigía que estuvieran 24/7 en su puesto de trabajo, como fue el caso de los doctores.

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Esta es la primera fiesta que he podido asistir con los colegas, después de largos días, semanas y meses en que casi ni descansábamos por atender a las personas enfermas de coronavirus”, contó a este Diario María Verónica Quimí, doctora. Agregó que ella celebra la vida, pero también la solidaridad que se desarrolló. “Era una conexión especial el poder aportar con lo que teníamos, a veces se trataba solo de sostener la mano del paciente para darle ánimo para que tuviera la fortaleza de no deprimirse mientras el tratamiento contra el coronavirus hacía efecto en su cuerpo”, agregó.

También celebra que cumplió un año de casada, “opté por el matrimonio en plena pandemia. La boda fue virtual”, señaló Quimí.

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En la fiesta caracterizan a personajes del nacimiento. Desde la izquierda: Debbie de Tábara (María), Oswaldo Tábara (José), Alfredo Vivar (pastor) y Diana de Vivar.Cortesía

En los primeros días de diciembre se multiplicaron las fiestas en lugares privados con pocos invitados. Por ejemplo, en el salón de la fiesta donde estuvo Quimí era para unas 100 personas, pero allí se congregaron 30, así que obedecer las medidas de bioseguridad fue fundamental.

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Entre las principales respuestas en el sondeo resaltaron que estaban motivados a celebrar por la familia, la salud, estar vacunados, la amistad, la unión y dar gracias a Dios.

En todos se palpó una actitud de superar las circunstancias traumáticas, y que a punta de los golpes emotivos que contaron que sí recibieron, habían desarrollado resiliencia.

Sobre esto el psicólogo Gino Escobar explicó a Diario EXPRESO que el cerebro no es capaz de resistir tanto estrés, entonces las personas han aceptado la incertidumbre y eso los ha llevado a ser creativas para tener resiliencia.

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Un grupo de amigos se reencuentran en una fiesta presencial, todos vacunados contra el coronavirus.JIMMY NEGRETE

“Las personas quieren recuperar el equilibrio en su vida que creen que se los quitó la pandemia de la COVID-19 o las reglas que se tomaron. Entonces habrá un desborde de celebraciones, porque así la persona busca liberarse de tanta carga tóxica, eso es natural”, dijo.

Es cierto que muchos tuvieron que enfrentar la muerte de un amigo o un familiar, pero no hay que estacionarse en el sentimiento que se denomina pérdida de un cuerpo. Pero hay que saber que existe una resurrección, esta parte espiritual no se puede negar para quienes creen en la espiritualidad, señaló Escobar.

Celebramos el amor, la unidad, la amistad, la familia, la salud, el poder contar con Dios. Celebramos el reencuentro presencial. Hay que ver la vida más allá de las quejas, para disfrutar de las bendiciones que Dios nos está dando.

Debbie Sánchez de Tábara

licenciada

Tener fortaleza, una sonrisa y un abrazo a flor de corazón para dar a otra persona implica que se ha encontrado el equilibrio y eso les permite celebrar la vida, explicó la psicóloga Andrea Sánchez.

“Dentro del equilibrio emocional que una persona pueda tener, uno escoge lo que crea en ti la sincronía con Dios, el universo y contigo mismo a nivel energético, psíquico, mental, emocional y sentimental. Entonces se escoge lo mejor de la situación y aceptas; cuando se acepta la situación como parte de la coherencia te deslindas del apego del impacto emocional de lo que se ve, se escucha o se vive y se llena de resiliencia, amor, coherencia y entonces se da lo mejor de uno mismo, porque están integrados aspectos perfectos en tu mente y tu cuerpo”, agregó Sánchez.

Después de pasar tantas horas luchando por salvar a los pacientes, esta Navidad es la oportunidad de celebrar por la vida. La dificultad nos ayudó a redescubrir la esencia del ser humano para apoyarnos y apreciar el aporte de todos.

María Verónica Quimí

doctora

Para Sánchez, se trata de creer en un proyecto de vida. El problema es cuando se pierde ese equilibrio, crees en el caos y replicas el caos. Existe un piloto automático en los seres humanos para sobrevivir y por eso se puede crear un campo de resiliencia y amor.

Esta celebración al final se la puede ver solo como hacer una fiesta, hacer favores, ser solidario también es una forma de festejar la vida. “Cuando uno se despoja de la creencia de que se deben pagar los favores y no se olvida de ayudar porque somos seres humanos, entonces hay más de una razón para conmemorar. Estamos aquí para vivir, no para tenerle miedo a la vida. Hay que celebrar la vida”, dijo Sánchez.

Alerta para no caer en exceso

“Nos metieron más miedo, para lograr que las personas se queden en casa y eso nos lleva a compensar con algo positivo como son las fiestas. Entonces hay que pausar y no caer en excesos para no provocar un incremento de casos de coronavirus. Hay que aprender a disfrutar, sin que nadie tenga prohibirle, hay que ser responsable”, dijo Gino Escobar, psicólogo.

“El luto se vive y se supera”

“El luto por un divorcio, muerte, pérdida de un trabajo, etc. hay que vivirlo. No hay que postergar ni negar los lutos. Aceptar los sentimientos, transitarlos. El luto se enfrenta, no se lleva al luto para distraerlo, eso no funciona. Para disfrutar de una nueva etapa hay que escribir una carta de despedida para cerrar el capítulo”, agregó Gino Escobar, psicólogo.