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La agenda feminista que los políticos no quieren tocar

Aunque en la campaña se han abordado temas como la violencia de género, especialistas afirman que solo superficialmente. Hay muchos temas pendientes

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Cientos de mujeres marcharon este 7 de marzo por las calles de Quito para exigir sus derechos.Angelo chamba

Tras años de lucha feminista para que se reconozcan derechos fundamentales sobre igualdad salarial, salud sexual y reproductiva, educación y acceso a puestos de poder, el poco avance alcanzado en Ecuador corre peligro y, a decir de las organizaciones de mujeres, no hay interés en los políticos ni en los próximos gobernantes de hacer suyas las propuestas que le permitan a más de la mitad de la población tener una vida digna en igualdad de condiciones.

Esta pandemia incrementó las brechas de género y sobrecargó de trabajo a las mujeres, que debieron atender a sus familias durante el confinamiento mientras intentaban cumplir con los horarios de trabajo y la violencia sexual y los femicidios también aumentaron. El desempleo femenino, además, alcanzó niveles preocupantes.

Sin embargo, las medidas que ayudarían a mejorar la calidad de vida del 51 % de la población ecuatoriana no se tocan con la profundidad necesaria. Y si se hablan, como en el caso de la violencia, es de forma superficial, aseguran varias especialistas.

Hoy 8 de marzo, EXPRESO pone sobre la mesa los temas de la agenda feminista que en la política ecuatoriana poco o nada se abordan, pese a la urgencia que existe por resolver problemas estructurales que perpetúan la desigualdad.

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El trabajo no remunerado de la mujer representa el 14, 5 % del PIB

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1.- Trabajo de cuidado

Antes de la llegada de la pandemia, el trabajo no remunerado de la mujer ya representaba al menos el 14,5 % del Producto Interno Bruto de Ecuador. Y aunque la Corte Constitucional dispuso el año pasado reformar la ley para incorporar al empleo el derecho al cuidado, el tema se ha enfriado. “Las cargas de cuidados y su reparto equitativo remunerado deberían ser una política de primer orden para contener el impacto de género”, asegura Sybel Martínez, vicepresidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito.

Martínez afirma que muchas madres cabeza de familia han tenido que dejar de trabajar para cuidar, o laborar a medio tiempo, y no se ha hecho nada para mejorar su condición de vida. “Esa carga de cuidados aumentó 76 % durante la pandemia. Y con la pareja en casa. ¿Qué respuesta ha dado el Gobierno? ¿Qué propuesta han dado los candidatos a presidente? Ninguna”, indica.

2.- Brecha de género

La diferencia salarial que hay entre hombres y mujeres también se ha modificado en el último año. El cálculo más reciente indica que la brecha de salarios en el país es del 15,2 %, lo que quiere decir que por cada dólar que un hombre gana, una mujer solo recibe $ 0,84. Sin embargo, organismos como la Cepal han advertido que la pandemia ha causado un retroceso de una década en la participación de la mujer en el mercado laboral en toda la región, lo que ha ampliado también la diferencia de sueldos.

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“Las mujeres tienen menos posibilidades y reciben menos remuneración. Hay una brecha ahí que el nuevo gobierno tiene que subsanar, que incluso los mecanismos de monitoreo desde los comités de expertos internacionales ya le ha dicho al actual, pero poco se ha hecho”, menciona Virginia Gómez, presidenta de Fundación Desafío y parte de la Coalición Nacional de Mujeres.

Sobre este tema, el candidato de CREO, Guillermo Lasso, dijo en una entrevista con este Diario que está “de acuerdo en que hay que propender a un salario igualitario”. Sin embargo, Gómez cree que estos pronunciamientos son “cuestiones declarativas” y no temas que están detallados “en sus programas de trabajo”.

Hay temas que generan más urticaria que otros y estos son los de los derechos reproductivos.

Virginia Gómez,
miembro de la Coalición de Mujeres

3.- Educación sexual

Este es quizás uno de los temas de los que más han huido los políticos y candidatos, pese a que en la reciente sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el caso de Paola Guzmán, se obliga a Ecuador a garantizar que el derecho a la educación integral incluya el derecho a educación sexual y reproductiva adaptada a las edades. Durante la campaña, el candidato Xavier Hervas se refirió al tema en un par de ocasiones.

“Eso es algo que hasta el día de hoy no terminamos de resolver. Hay reformas en la Asamblea a la Ley Orgánica de Educación Intercultural en las que se exige que en los colegios haya educación sexual integral basada en evidencia científica, pero no termina de aprobarse”, asegura Martínez.

4.- Salud reproductiva

Christina Torres, del Centro de Promoción y Defensa de Derechos Humanos y de Género de Quito, asegura que la educación sexual también va de la mano con tener leyes que garanticen los derechos de salud sexual y reproductiva como la interrupción voluntaria del embarazo, algo que se viene negando desde 2014 con la exclusión del aborto por violación en las reformas al Código Penal y el año pasado, con el veto al Código de la Salud en el que se garantizaba la atención oportuna de las mujeres que sufrían emergencias obstétricas.

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Ninguno de los candidatos que van a la segunda vuelta se ha mostrado abierto y claro a despenalizar el aborto ni siquiera en casos de violación.

“Mi posición no es tan relevante porque tenemos una Constitución en vigencia y tratados internacionales y nosotros nos comprometeremos el 24 de mayo a respetar la Constitución y hacerla respetar”, evadió el tema Andrés Arauz cuando le preguntaron acerca de su posición sobre el aborto.

Mientras que Guillermo Lasso dijo que aunque defiende “la vida desde la concepción” analiza tratar el tema en una consulta popular.

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.EXPRESO

5.- Transversalización de las políticas de género

Para Patricia Reyes, gestora de investigación del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer de Guayaquil (Cepam), si bien el que se incluyan objetivos de género puntuales en los diferentes niveles del Estado sería un avance, cree que es insuficiente. “La meta de transversalización de género sigue siendo un gran desafío, lo que supone que la administración del Estado incorpore la dimensión de género en todo su accionar para contar con políticas realmente integrales”, explica.

Esto solo se logrará, asegura, cuando mujeres alineadas a las demandas del movimiento feminista estén en los puestos de poder. “La implementación de las propuestas dependerá de la voluntad del presidente y de contar con un gabinete paritario, y en las máximas autoridades de toda la institucionalidad pública”.

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Un ejemplo de la falta de políticas integrales, afirma Reyes, es la “poca efectividad” de las leyes o programas para erradicar la violencia contra las mujeres, que cada institución implementa de forma individual y con poco o nada de presupuesto. El porcentaje de víctimas de violencia subió de 60,6 % a un 64,9 % entre 2011 y 2019 y cada 72 horas asesinan a una mujer.

“Necesitamos apoyo no solo en términos de dinero, sino más políticos, de políticas que realmente cambien los imaginarios”, coincide y agrega Gómez.

De los 16 candidatos, 13
no hablaron de planes respecto de
los derechos de las mujeres.

Patricia Reyes,
gestora de Investigación
de Cepam

TESTIMONIOS

“Confían más en un hombre”

Priscila Mera es médica general y estética desde hace nueve años y asegura que a lo largo de su carrera ha visto limitaciones al momento de acceder a una especialización o a los puestos de dirección. Y cuando ha logrado llegar al cargo de jefa de un área, como por ejemplo la de emergencia, reconoce que hay colegas hombres que no están dispuestos a ser dirigidos por ella.

“Ha pasado. No quieren acatar las disposiciones o las hacen de menos. Lamentablemente con algunos usuarios pasa igual, nos minimizan porque confían más en un hombre que en una mujer. Por eso siempre he levantado mi voz”, subraya Mera, a quien también le ha tocado soportar comentarios machistas, incluso por parte de sus compañeros o sus superiores.

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“Creen que ya porque alguien sea pequeña, esté sola, sea madre soltera o así sea casada, la pueden amedrentar o amenazar con frases como ‘no sabes quién soy’ o ‘mi familiar es tal persona’”, acota.

Otra de las limitaciones que ha enfrentado es cuando ha tenido que pedir permiso cuando su hija ha estado enferma. “No ha habido nadie que me cubra la guardia y me tocaba dejar de ir a atender lo que necesitaba mi hija”.

“La lactancia no se respeta”

Gabriela Ruiz es una especialista en la creación de políticas públicas. Durante los últimos tres años laboró para una entidad estatal y en ese periodo quedó embarazada. Lo que vino después del fin de su licencia materna derivó en lo que la licenciada en Administración Pública y escritora califica como acoso laboral y violencia de género. “Pese a que un acuerdo ministerial aprobó la creación de salas de lactancia en los sectores públicos y privados, no se cumplió al 100 % (...) Debía extraerme la leche en el baño de la institución donde trabajaba y, debido a la incomodidad del lugar, finalmente tuve que hacerlo en una bodega durante nueve meses”.

Señala que en ese mismo periodo empezó a recibir reprimendas de su jefe y sus compañeros de trabajo. “Decían que no estaba cumpliendo con mi trabajo porque durante una hora diaria debía extraerme la leche. Ahí empezó el hostigamiento, y se agravó en la pandemia, porque como única cuidadora, debía trabajar y hacerme cargo de mi hija”.

Fue despedida hace tres semanas. Según datos del Ministerio de Trabajo, a nivel nacional solo se registran 10.700 salas de lactancia en empresas  y entidades.

"En la cultura desde pequeño se enseña la equidad"

En semilleros de arte con niños se les enseña la equidad y respeto que debe existir entre géneros, mientras hacen crecer su talento, asegura Marcela del Río tiene 30 años laborando en el sector de la cultura, desde hace 15 años está al frente de la Fundación Sociedad Femenina de Cultura, en Guayaquil.

En su rol como mujer siempre estuvo enfocada en desarrollarse profesionalmente, tanto como en atender a su familia. Se siente realizada en ello. Destaca que al caminar por la vía de la cultura personalmente no ha tenido obstáculos por su género. Aunque señala que hace 30 años sí había machismo que no dejaba fluir el arte entre las mujeres. “Pero esto ha cambiado, en la actualidad el éxito en el mundo de la cultura depende del talento, no depende del género. No depende si eres hombre o mujer. El talento no tiene género”, resalta la experta en cultura.

Ella considera que en Guayaquil y en el país tanto las mujeres como los hombres tienen las mismas oportunidades en la cultura. “El problema para desarrollar más el arte no está en el género, es por otras razones que no son el eje en este artículo”, agrega.