ESTUDIANTES
Estudiantes demandan mejores políticas para la atención a estos casos.JOSÉ LADINES

Abuso de poder en instituciones educativas: estudiantes acorralados

Voces. Cobro de coimas, peticiones de favores particulares y más escenarios de este tipo deben enfrentar algunos alumnos durante su formación. Los programas de control no son suficiente, aseguran 

Voces es un espacio para ser escuchado (o leído); un espacio de discusión, expresión y conversación sobre diversos temas que motivan o afectan a los ecuatorianos, sin importar su edad o creencias.

La etapa académica es uno de los pilares fundamentales del desarrollo de cualquier persona. En la mayoría de los casos, puede trazar la construcción profesional de una persona y definir su futuro. La idea es sencilla: estudias, aprendes y así avanzas por diferentes niveles hasta alcanzar la meta.

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En teoría, este periodo solo debería estar condicionado por el deseo del estudiante de aprender y la capacidad del profesor de enseñar, además de otros factores de la misma naturaleza. Sin embargo, esta premisa no siempre se cumple. Para nadie es un secreto que en el sistema educativo ecuatoriano se han presentado múltiples casos donde los intereses particulares menoscaban este proceso (considerado como un derecho en Ecuador).

EXPRESO conversó con tres jóvenes que a través de sus historias reflejan un problema latente en las instituciones académicas.

ISKRA: SU CUERPO ERA TEMA DE CONVERSACIÓN PARA SU PROFESOR

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Iskra es ahora licenciada en Ciencias de la Comunicación.JOSÉ LADINES

Tras cumplir exitosamente con la etapa colegial, Iskra decidió estudiar Ciencias de la Comunicación en una universidad de Guayaquil. Ahora, es una licenciada titulada en su área, pero durante su paso por esa institución vio en más de una ocasión vulnerados sus derechos como estudiante.

Desde el inicio de su trayecto universitario, junto a sus compañeros, le hizo frente a una docente de la que más de una vez recibió insultos y malos tratos en general. La razón de ese proceder la desconoce, pero es enfática al señalar que no cree que exista justificativo para el mismo.

Esa cadena de sucesos que derivaron en una demanda interna, quedó en el olvido cuando llegó a manos de las autoridades de la facultad a la que pertenecía. ¿El resultado? “el mismo que hubieran conseguido si hubieran optado por no denunciar los hechos. La profesora siguió laborando en la institución y las autoridades se hicieron de la vista gorda ante esto”. Esto, relata esta joven, le dio un indicio de cómo se manejaban las cosas en la universidad a la que pertenecía.

Si bien esta situación fue un tanto compleja, no estaba ni cerca de lo que viviría después. Durante su tercer semestre, uno de sus profesores propició “una situación desagradable”. Desde el inicio de ese ciclo, los comentarios sobre su ropa y su cuerpo no faltaban por parte del docente, quien además durante su presentación señaló: “yo soy el docente y aquí yo hago lo que yo quiera”.

“En una ocasión hizo un comentario sobre el vestido que portaba, me dijo que se me veía muy bien y que porqué no lo usaba más seguido. Me levantaba la ceja al saludarme. Me miraba de arriba abajo y hasta me hacía sentar junto a su pupitre en todas las clases”, relata.

Todo esto podrá sonar ambiguo y subjetivo, pero el trato que tenía con el resto de mis compañeros no era el mismo.

Iskra
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A pesar de todo esto, Iskra decidió tratar de evadir esas situaciones y seguir adelante. Siempre había sido una estudiante destacada y cumplida, y ese semestre no había sido la excepción; pero los resultados no fueron los esperados. Al revisar sus calificaciones finales, un casillero las manchaba. El docente del que había tenido que soportar estas incomodas situaciones la había reprobado por faltas. “Me preguntaba cómo podía pasar eso, nunca faltaba, incluso cuando estaba enferma”, aclara.

Inmediatamente, se puso en contacto con el docente. Este le dijo que al menos que tuviera cómo probar sus asistencias, era su palabra contra la de él. Pero el tema no quedó ahí, luego de eso, el docente le insinuó que si quería pasar de semestre debía salir con él, pero Iskra fue clara y le dijo que, si tenía que repetir el semestre lo haría, pero que ella no iba a satisfacer ninguna de sus necesidades.

Al día siguiente, al volver a revisar el sistema, ella descubrió que el profesor le había agregado dos asistencias, con lo que pudo aprobar la materia. “No sé porqué lo hizo, pero creo que se dio cuenta que no iba a conseguir lo que buscaba”, cuenta.

Es enfática al aclarar que si no realizó ninguna denuncia es porque sabía lo que iba a pasar: nada. “Para nadie es un secreto que en la universidad en la que estudiaba hay un grupo de profesores blindados, que podían cometer cualquier error o atrocidad y siempre salían bien librados. Espero que eso cambie algún día”, concluye.

'LEYLA': UN SECRETO A VOCES EN SU UNIVERSIDAD

Es estudiante de quinto semestre de la carrera de medicina, una carrera calificada por muchos como perfeccionista, donde el objetivo es uno: formar buenos médicos, sin importar nada más que sus conocimientos. Para 'Leyla' esto no ha sido así.

Para dar cuenta de ello, relata uno de los múltiples momentos que ha vivido/visto durante su ya larga estancia en la universidad. En el tercer semestre, un docente le solicitó comprar unos libros para la materia. Esto puede parecer convencional, pero lo que no cuadraba es que se los pidiera al final del ciclo.

"El docente siempre deja a todos los cursos que tiene en el semestre y la condición que pone para poder aprobar es que vuelvas a comprar los libros que pedía al inicio. Esos ejemplares eran copias a blanco y negro y vendía cada uno a 30 dólares", detalla.

Mientras mas puntos te faltaban para pasar, más copias debías comprar.

'Leyla'

En este caso, junto a sus compañeros, 'Leyla' decidió denunciar el proceder del profesor, pero esto no tuvo ningún resultado positivo. Tras entregar la querella, las autoridades les prometieron que tendrían una reunión con el decano de la facultad, pero esa junta jamás se dio. Hasta el día de hoy, el docente continúa laborando en la institución.

Como estas existen otras denuncias de irregularidades. Maestros que solicitan dinero para cenas navideñas que nunca se llevan a cabo, otros que piden artículos costosos a sus estudiantes, los que solicitan directamente una suma económica para aprobar a sus estudiantes... Y así la lista podría seguir.

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'Leyla' asegura que este es "un secreto a voces en su universidad". "La administración de la universidad, los docentes, los estudiantes; todos conocemos como es el sistema ahí adentro, conocemos quienes son los docentes que hacen esto. Sin embargo, nadie hace nada y todo lo que hacen es aceptarlo", precisa.

Considera que es importante que en las instituciones educativas se fortalezcan las políticas de control para evitar este tipo de hechos.

Nuestra educación no debería estar condicionada por los intereses de uno u otro profesor.

Carla

WILMER: CON LA PLATA QUE LE DABAN PARA EL RECESO PAGABA A SU PROFESOR

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Tras estudiar el colegio, Wilmer no continuó con su preparación académica.MADELAYNE LYNCH

Ya han pasado varios años, pero para Wilmer, la imagen de su profesor pidiendo dinero en los salones de clase de su colegio está muy fresca. La idea era sencilla: los estudiantes daban el dinero solicitado por el docente, este cumplía con asentarles la nota y así los estudiantes evitaban caer en la lista de supletorios.

Wilmer es sincero al aclarar que muchos estudiantes se beneficiaron de esta 'jugada' del docente, pero también este último se aprovechaba de la situación para obtener un beneficio. "Muchos estudiantes no ponían de su parte, pero el profesor no se quedaba atrás. Veía en el final de curso su oportunidad para beneficiarse y él como profesor lo que debía hacer es buscar la forma de enseñarnos y evitar que sus estudiantes se queden", precisa. 

El docente solicitaba cinco dólares por estudiante, lo que le permitía recolectar cerca de 40 dólares cada parcial. Como esta, escuchó de muchas otras irregularidades en su colegio y aunque no puede dar fe de ellas, asegura que esto era lo que llevaba al curso a no hablar del tema con las autoridades.

Para cumplir con el monto solicitado por el profesor, Wilmer reunía de lo que le daban sus padres para alimentarse en el receso.

  • DESDE LA VISIÓN DE LAS AUTORIDADES

Los casos de Iskra, Wilmer y 'Leyla' no son aislados. EXPRESO solicitó cifras sobre cuántos casos de este tipo se han registrado en instituciones de educación básica a la cartera de estado encargada de esta área. Sin embargo, el Ministerio de Educación solo se refirió a los casos de violencia sexual. 

Según los datos entregados a este medio, a través del Sistema REDEVI (una plataforma de registro de casos de violencia sexual detectada o cometida en el Sistema Educativo Nacional), entre enero de 2014 y agosto de 2021 se han identificado un total de 12.452 casos de violencia sexual. De este total de casos, se evidencia que 2.152 casos han sido cometidos por supuestos infractores que fungen como docentes.

Según la entidad: "en correspondencia con el mandato de protección y garantía de derechos a niñas, niños y adolescente, ha diseñado los 'Protocolos y rutas de actuación frente a situaciones de violencia detectadas o cometidas en el sistema educativo'. Este documento guía la actuación integral de la comunidad educativa frente a situaciones de violencia y violencia sexual y permite establecer un camino de actuación para los casos identificados dentro del entorno escolar".

Por otro lado, cabe aclarar que las universidades, institutos y en general cualquier establecimiento de educación superior se manejan de forma independiente, por lo que el trabajo para frenar esta problemática se debe dar a la interna.