La alimentación es clave en el cuidado de los riñones.

8 reglas de oro para cuidar los rinones

EXPRESO le muestra cuáles son los alimentos aliados y qué pasa cuando este órgano se llena de cálculos.

Los riñones tienen el tamaño de un puño, pero la función que cumplen es mucho más grande. Son ellos los encargados de hacer que nuestra sangre esté libre de desechos, así que imagine lo que puede ocurrir con el cuerpo cuando estos dejan de funcionar. Para evitar más casos de daños renales crónicos (el 10 % de la población los padece), el mundo refuerza sus campañas de prevención por celebrarse este jueves el Día Mundial del Riñón.

En Argentina, por ejemplo, se harán proyecciones públicas, mientras que en Malasia habrá maratones de zumba. Ecuador también se une a las campañas con charlas y casas abiertas en hospitales públicos y privados.

Quieren lograr que no descuidemos estos órganos, pues como ocurre con las baterías de los vehículos, ni siquiera nos preocupamos por darles agua. Ese es solo uno de los maltratos que estos reciben de nuestra parte.

La mala alimentación que llevamos y ciertos hábitos, como fumar, hacen que ya no funcionen como antes y que se presenten fallas en ese sistema de desintoxicación.

Pero, ¿quiénes tienen más riesgos de padecer de una enfermedad renal? Los diabéticos e hipertensos no controlados encabezan la lista.

Cuando estos males se vuelven crónicos, se dañan los riñones de una manera irreversible. Pues si llega a este punto, la persona entrará a esa dura etapa que se conoce como hemodiálisis. Se trata de un procedimiento al que se somete durante cuatro horas, tres veces por semana y en el que una máquina hace las funciones de ese riñón dañado, es decir que filtra su sangre. En Guayaquil existe una asociación que ayuda al paciente a enfrentar esta nueva realidad.

Pero a la hora de hablar de los problemas renales, también hay uno que es muy común y que tiene diversas formas de ser tratado: los cálculos o piedras renales, que afectan del 5 % al 10 % de la población y que se considera que está en la lista de los dolores más fuertes que llega a soportar un ser humano.

EXPRESO le presenta las ocho reglas de oro para tener en buen estado a nuestros riñones y le da una lista de los alimentos que se convierten en sus aliados y en sus enemigos.

1. Lo que no puede faltar

Para que sus riñones funcionen bien, el agua es fundamental. ¿Pero cuánto debo tomar al día? Depende de su peso y de su actividad. Si es sedentario, ingiera 30 ml por kg de peso. Si es deportista, beba 50 ml por kg de peso. Solo multiplique. Ejemplo: Si el resultado es 1.800 mililitros (1,8 litros) ese es su nivel.

2. Es hora del ejercicio

¿Necesita otro motivo para hacer ejercicios? Sus riñones se lo agradecerán. Al hacer actividad física, su metabolismo se activa y facilita, mediante el sudor, la eliminación de aquellas sustancias tóxicas presentes en la sangre. Además, le ayudará a mantener la presión arterial en su nivel normal.

3. Controle su glucosa

La diabetes no controlada es una de las responsables del daño renal. Si no sufre de la enfermedad, se recomienda medirse la glucosa mediante exámenes de sangre, cada seis meses. Si es diabético, lleve un chequeo diario con los medidores de azúcar (se obtiene el resultado pinchando el dedo).

4. ¿Y la presión?

La presión arterial alta (hipertensión) también afecta a los riñones. Hace que el corazón trabaje más y, con el tiempo, puede dañar los vasos sanguíneos. La mayor parte de las veces la hipertensión no da síntomas, por eso se conoce como ‘el enemigo silencioso’. Lleve un control, al menos semanal.

5. Consuma menos sal

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el consumo diario de sal no exceda los cinco gramos al día. Para la población en general, esto equivale a una cucharadita. El consumo excesivo causa retención de líquidos y dificultades en los riñones.

6. No más cigarrillos

Mucho se ha dicho sobre los daños que causa el tabaco a los pulmones, pero pocos saben que su consumo tiene también influencia en los riñones, pues afecta a los vasos sanguíneos y lleva a desarrollar otros factores de riesgo como la hipertensión arterial o la diabetes.

7. Ojo con las medicinas

Los medicamentos pueden ser un gran remedio, pero también llegan a desencadenar enfermedades cuando son de uso frecuente. Los analgésicos muchas veces se combinan y terminan causando un daño renal, al igual que los antinflamatorios no esteroides.

8. ¿Cuánto pesa?

Sí, por el bien de sus riñones también es importante que baje de peso. Las personas con sobrepeso y obesidad tienen más tendencia a desarrollar otras enfermedades que terminan por causar un daño renal. Lleve una alimentación balanceada, rica en frutas y vegetales.

Xavier Zúñiga Pico

El médico, miembro de la Sociedad Americana de Urología, explica cuáles son los síntomas de los cálculos en el riñón y cómo actuar.

Los mitos y verdades de los cálculos renales

-¿Cuáles son los síntomas más comunes?

- Los más comunes son el dolor lumbar intenso que se irradia algunas veces al área genital, son de los dolores más fuertes que puede experimentar el ser humano. También hay sangrado al orinar (hematuria), fiebre, escalofríos, náuseas y vómitos.

- ¿Funcionan las recetas caseras de las abuelas (saltar, tomar aguas de montes naturales o tomarse una cerveza)?

- La experiencia de los ancestros es importante. Por la ley de la gravedad, las arenillas pequeñas al saltar tienen opción de poder ser expulsadas espontáneamente, incluso al aumentar la diuresis con una cerveza puede ocasionar que migre el cálculo y que sea expulsado. Pero es muy importante el diagnóstico porque quizás una arenilla pueda correr con suerte de ser expulsada, en cambio si hablamos de cálculos que sobrepasen 0,4 mm, hay el riesgo de que se estanque en un lugar donde fisiológicamente es más estrecha la vía urinaria o está inflamada por la presencia de bacterias y causa obstrucción y a la vez infección. Debe actuarse rápidamente para evitar insuficiencia renal y una infección fuerte que podría llevarlo inclusive a la muerte.

- ¿Cuál es el tratamiento?

- Hay opciones con cirugías con láser, procedimientos de mínima invasión que causan menos riesgo al paciente, menor estancia hospitalaria (algunos incluso no necesitan hospitalizarse), no dejan cicatriz y el paciente reanuda sus actividades en pocas horas. La tendencia cada vez más nos acerca al uso del láser ya que es la mejor opción.