Kate Middleton y el príncipe Guillermo se encuentran en la capital de Irlanda por un tour oficial. Ellos llegaron a Dublín en un vuelo comercial de la compañía Aérea Lingus y lo primero que hicieron fue reunirse con el presidente Michael D. Higgins y su esposa, Sabina Higgins.

El gran protagonista de este encuentro fue Brod, el Boyero de Berna que se le robó el corazón a la duquesa.

Ella sabe que el verde es uno de los colores que mejor le sientan y está aprovechando esta gira para explotarlo de todas las formas posibles. Deslumbró con un abrigo verde oscuro de Catherine Walker y un vestido de ese tono estampado en colores más llamativos de Alessandra Rich  que puede adquirirse en tiendas multimarcas. 

Un detalle importante: una diadema de terciopelo, en este caso negra, y es que fue ella la primera de las royals en lucirla y ahora se ha convertido en un complemento indispensable en los roperos reales.

Además Walker fue la creativa favorita de su difunta suegra, Lady Di, a la que Kate, aunque nunca llegó a conocerla, tiene muy presente a la hora de vestir.

La duquesa se cambió de ropa para un evento nocturno, una recepción especial en el Guinness Storehouse’s Gravity Bar -un bar situado en la azotea de la fábrica de las famosas cervezas, en el que se organizan degustaciones de la mencionada bebida-, pero mantuvo el color.

Para esa ocasión llevó un vestido verde de lentejuelas, una opción parecida a otro que lució en su último viaje oficial a la India. 

Para su segundo día en Irlanda también apostó por una mezcla con mensaje, aunque de una forma menos evidente a través de complementos. Fue durante la visita a un centro de salud mental en Dublín para menores, cuando el tercer estilismo volvió a sorprender.

Recuperó un abrigo que estrenó en 2008. El modelo firmado por Reiss es fácilmente reconocible por su cuello asimétrico, un detalle que trajo a la memoria la ceremonia de graduación del príncipe Guillermo en la Royal Air Force, que tuvo lugar el 11 abril de hace 12 años.