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Roberto Ordóñez contribuyó en la recuperación en medio campo para la visita.Karina Defas / EXPRESO

El campeón de la LigaPro se definirá en el estadio Jocay

La ida terminó igualada y Delfín tendrá la ventaja de cerrar como local ante Liga de Quito.

José Delgado, presidente de Delfín

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Delfín se salió con la suya. Con una propuesta inteligente, y a ratos también con recursos poco vistosos, neutralizó todas las cualidades de Liga Deportiva Universitaria de Quito y cerró la primera final de la LigaPro con el marcador en blanco, la noche de este miércoles 11 de diciembre en el estadio Rodrigo Paz.

Ahora, todo se decidirá en el estadio Jocay, el domingo 15 próximo. Sin ventaja deportiva, ni goles de visitante como factor decisivo, ese partido tendrá la misma obligación para los dos planteles: ganar para dar la vuelta olímpica.

Este miércoles, el papel de cada equipo fue plenamente desarrollado. Liga de Quito, como local, salió a proponer desde el minuto inicial, sumó a varios elementos en cancha contraria, con los laterales como extremos y los centrales como los únicos en su campo, mientras Delfín trabó las acciones, se defendió con muchos elementos y salió solo cuando tuvo alguna contra, con pases largos.

El problema defensivo que propuso Delfín tuvo como única solución alba a los desbordes por los costados, para buscar con centros a los delanteros. Pero, las ocasiones que generaron fueron mal finalizadas por Cristian Martínez Borja y Jhojan Julio, cuyos remates se fueron desviados.

Mientras, la apuesta de Delfín solo le dejó dos ocasiones, una en cada tiempo. En la primera Adrián Gabbarini respondió bien a un remate de Robert Burbano y en la segunda Carlos Garcés remató afuera.

A pesar de que cada equipo mostró una cara de la moneda, sí coincidieron en algo: la presión al árbitro Marlon Vera. Una falta, hasta en la mitad de la cancha, fue reclamada por unos y otros como si se tratase de un penal no sancionado.

Y no solo fueron los jugadores, también se sumaron los entrenadores y los hinchas. Por ser mayoría, la presión del local se sintió mucho más. Se cayó el estadio en cada falta pitada en su contra.

Poco a poco Vera también empezó a confundirse, permitió que los visitantes demoren el juego más de la cuenta y no compensó. También, se dejó faltar al respeto en varias oportunidades y solo al final expulsó a un Andrés Chicaiza que se ganó la primera amarilla por reclamos y la segunda por una agresión contra Carlos Garcés.

Esas acciones también provocaron que el partido tenga muchas paralizaciones. Así, los albos también perdieron el ritmo y solamente pudieron atacar cuando Antonio Valencia se juntó con Jefferson Orejuela y generaron los espacios para los extremos.

Pero, al igual que en el primer tiempo, los albos fueron incapaces de abrir el marcador. Delfín, en cambio, siguió haciendo su negocio, manteniendo el cero en su arco y dejando que todo se decida en su casa, donde ha demostrado que es muy fuerte.